La primera puerta grande de la feria fue para Luis David

Manuel Illana
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En una tarde de la que mucho se esperaba fue muy poco lo que se disfrutó por culpa del mal juego y poco rendimiento de la corrida de Montalvo, que en nada se pareció a la lidiada la temporada anterior

La primera puerta grande de la feria fue para Luis David - Foto: Óscar Navarro

Fue muy poco lo que en la plaza se disfrutó en una tarde de la que era mucho lo que se esperaba, tanto por parte de la terna actuante como la de los toros a lidiar de Montalvo, ganadería triunfadora el pasado ciclo. Así son las cosas en este mundo y, aunque nos pese, así hay que admitirlas.

Segunda de feria y dentro de lo malo hay que destacar la puerta grande conseguida por Luis David después de cortar las dos orejas al primero de su lote. Premio que podía haber sido más fuerte de no marrar con el descabello en el último de la tarde.

Pero vayamos por partes, ya que la tarde no pudo tener peor principio al ser devuelto a los corrales el primer toro por falta de fuerza y de otras muchas cosas. El maestro Ponce que a triunfar venía como cada tarde que de luces se viste, fue silenciado en sus dos toros.

En el sobrero, la técnica del maestro de Chiva estuvo muy por encima de la poca clase del Montalvo, consiguiendo que el público viera lo que este torero lleva dentro. Faena sobre las dos manos entre aplausos y música. Torero muy por encima del toro.  Toro pitado con fuerza. En su segundo, que brindó al público, intentó sin conseguirlo torear sobre la mano derecha, y no pudo ser por la poca fuerza del toro doblando las manos. Lo siente el torero y también el respetable. Ponce siguió insistiendo, pero aquello no tenía solución. Mató de un feo bajonazo que el público perdonó. Triste que la figura de Enrique Ponce no haya podido aparecer en Palencia por culpa del nulo juego del ganado.

Ginés Marín volvía a Palencia por méritos propios después de haber sido el triunfador de la pasada feria. Con esa misma ilusión se entregó en sus dos faenas. Su primero tenía que haber sido devuelto por méritos propios y por la fuerza con la que el público lo pidió. El presidente no lo vio así  y Ginés tuvo que obedecer. El público pidió con fuerza que lo matase cuanto antes, a lo que hizo caso el torero cobrando una buena estocada. Los insultos a la presidencia para olvidar.

Brindó la muerte de su segundo al público en una faena con pases por alto muy toreros. Tranquilo y haciendo las cosas siempre por su sitio con verdad. Largos muletazos sobre los dos pitones con adornos finales también muy toreros. La espada se llevó por delante lo que hasta ese momento había logrado. Torero disgustado y público obligándole a saludar desde el tercio.

El triunfador de la tarde fue Luis David tras cortar con mucha fuerza y verdad las dos orejas al primero de su lote, al que recibió con un buen saludo capotero. Para recodar, el apretado quite por lopecinas. Mejor principio de faena, imposible: en los medios con mando y mucho temple por derechazos. Suena la música y también las palmas con la fuerza de las cosas bien hechas y que el torero aprecia y siente con la verdad de lo bien hecho. Quiso redondear ese buen quehacer con la mano izquierda, pero no pudo ser como él quería y el público esperaba. Vuelta a torear con la derecha en largas tandas muy despacio y  con  sentimiento. Su cara de felicidad así lo manifestaba. El final de la faena  siguió calentando el ambiente con una apretada tanda de manoletinas para dar paso a una gran estocada en la difícil suerte de recibir entrando desde una considerable distancia. La plaza lo entendió y, con la fuerza de lo bien hecho, a sus manos fueron a parar las dos orejas que le abrieron de par en par la puerta grande.

Luis David quiso redondear la tarde en el último, al que recibió con una larga cambiada de rodillas. Síntoma de que a todo estaba dispuesto, a la que siguieron unos buenos lances. Brindó también al respetable una faena comenzada por naturales en series largas y sentidas, teniendo ese algo que define el buen toreo. También volvió a intentarlo con la diestra, pero allí había menos contenido. Visto lo visto regresó a la zurda a torear despacio con un final muy torero y con una plaza entregada y dispuesta. Entró a matar recibiendo, logrando media en buen sitio. Utilizó dos veces el descabello y escuchó un aviso. Silencio para el toro de Montalvo y fuerte ovación para el joven que se vio obligado a saludar desde el tercio antes de ser paseado a hombros y tras la despedida entre aplausos de Enrique Ponce y Ginés Marín.