«Que San Antolín, nuestro patrono, ruegue por nosotros para que sigamos al Señor, como él, soportando la adversidad y caminando con valentía, alegría y esperanza». Así concluyó ayer su homilía el obispo de Palencia, Manuel Herrero, encargado de oficiar una misa atípica, un tanto triste y que, a diferencia de otros años, no pudo concluir con la visita a la cripta.
En nombre de la seguridad, los feligreses que decidieron seguir el acto de forma presencial, unos 250, no pudieron renovar la tradición de beber agua en este espacio al que se le atribuyen poderes curativos. Tampoco hubo coro, y para más inri, falló la megafonía.
En cualquier caso, el obispo recordó que «toda fiesta, es una bocanada de esperanza» y que esta situación excepcional quizá ayude a centrarse en el origen y raíz de la celebración: la persona y el ejemplo de San Antolín. Por eso animó a los presentes y a quienes siguieron la eucaristía a través de La 8 Palencia a actuar «como buenos samaritanos», así como a «cuidar y mimar al herido de la vida con todo lo que somos y tenemos».
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Entre los asistentes al acto estuvo el alcalde de Palencia, Mario Simón, que felicitó a los palentinos en el día de su patrono y les animó a seguir siendo «comedidos y muy prudentes con los aforos» durante estos días. «Lo que tenemos que hacer es mantener el deseo, la esperanza y la seguridad de que el próximo año tendremos los sanantolines de siempre y lo celebraremos como se merece», indicó en declaraciones a DP. La presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén, lució la tradicional banda dorada de la mujer palentina.