La vergüenza se deja en casa

Rubén Abad
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Guardo inaugura la fiesta con la recuperada figura del birria, un pregón y la batucada. Aguilar celebra uno de sus clásicos, el cambio de sexo. Santibáñez disfruta con su divertido desfile

La vergüenza se deja en casa

La Montaña Palentina puede presumir de acoger dos de los carnavales más multitudinarios y populares de la provincia: el de la Galleta de Aguilar de Campoo y el Musical de Guardo, dos fiestas que suman cada año cientos de participantes. En el caso del municipio minero, además, se vistieron de estreno. Y es que por vez primera celebraron un pregón en la plaza del Ayuntamiento y se recuperó la tradicional figura del birria.

Se trata de una costumbre que, tal y como relata Jaime G. Reyero en su libro Guardo, sus gentes y su historia,  era una de las tradiciones más singulares de esta fiesta en honor a Don Carnal. Una costumbre, con un marcado origen prerromano, que está en consonancia con el desarrollo de otras festividades similares. 

El discurso inaugural corrió a cargo del colegio Vegarredonda. Después lanzaron el chupinazo desde el balcón de la casa consistorial, junto a la alcaldesa de Guardo, el concejal de Cultura y los responsables de la Agrupación Musical de Guardo (AMGu), verdaderos impulsores de la fiesta. Posteriormente tuvo lugar un desfile amenizado por una batucada en la que participaron los escolares de los colegios El Otero, Las Rozas y Vegarredona, alumnos del instituto Guardo y usuarios de la Fundación Personas. Para finalizar, se repartieron orejuelas entre todos los participantes.

La vergüenza se deja en casaLa vergüenza se deja en casaNo muy lejos de allí, en Santibáñez de la Peña, sus calles se llenaron de color y diversión durante el gran desfile de carnaval, que partió del colegio Virgen del Brezo. Hasta allí se acercó, además de los alumnos del centro, un gran número de vecinos de la localidad peñiega.

Aguilar

En la villa galletera, los actos dieron comienzo de forma oficial con la fiesta de presentación y el pregón, que este año corrió a cargo del grupo Charanguilar. Además, el grupo de teatro San Gregorio ofreció una actuación especial y se repartieron sopas de ajo entre los asistentes. A continuación, dio comienzo el 32 concurso de bares disfrazados y uno de los clásicos: el cambio de sexo.

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