Los años 70 fueron años decisivos para el desarrollo de Peugeot que, en menos de una década y con la creación de Groupe PSA, llegó casi a triplicar su peso en el mercado francés, con importantes repercusiones también en el internacional y, en particular, en el europeo. Fue en esos años cuando se formaron y consolidaron las relaciones de poder entre los principales fabricantes, una situación que se mantuvo así durante casi tres décadas. La casa del león dio un gran salto al mercado y todo comenzó en 1976. En ese año, poco después de la adquisición de Citroën por Peugeot (que tuvo lugar en 1974) y el consiguiente nacimiento de PSA, el presidente de Chrysler France, John Day, envió a Peugeot una primera señal sobre la disposición de Chrysler para iniciar una negociación dirigida a la venta de toda la red de producción y ventas en Europa. La oferta se consideró interesante y las negociaciones comenzaron de inmediato, lo que desembocó en una oferta de compra propuesta por Peugeot que, sin embargo, Chrysler consideró insuficiente.
Los contactos entre las dos compañías no cesaron y esto fue posible gracias a unos acuerdos vinculados a una colaboración técnica para el desarrollo de un automóvil que se fabricaría en EEUU y se vendería en toda norteamérica. Precisamente, como resultado de estos contactos, surgieron serias dificultades financieras en Chrysler y las negociaciones se reanudaron, pero esta vez con mayor determinación por ambas partes, también porque la marca gala temía un intento de nacionalización de sus fábricas.
Esta vez el pacto se llevó a cabo, pero con una combinación diferente, ya que en esta ocasión Peugeot ofreció una contribución de liquidez menor a cambio de más de sus acciones. Con la inclusión de una parte sustancial de una empresa estadounidense dentro de su capital social era evidente que el camino de nacionalización sería mucho más difícil de recorrer.
40 años del regreso triunfal de TalbotEl 10 de agosto de 1978, se cerró el contrato con Chrysler convirtiéndose en un grupo mundial con fábricas en muchos países, incluido en Madrid. Ese año, Peugeot podía contar con 80.900 empleados y producir 861.800 vehículos, Citroën tenía 84.100 trabajadores y una producción de 903.500 unidades, mientras que Simca 81.500 empleados y 810.000 coches.
Sin embargo, tenían un problema de marketing: ¿cómo se llamarían los automóviles producidos en las fábricas de Simca? La decisión no fue fácil. La elección recayó en la prestigiosa Talbot, conocida por sus coches de alta gama. La marca, que había desaparecido durante unos 20 años, se convirtió en parte del grupo PSA incluso antes de la muerte de su fundador, Anthony Lago.
Faltaban solo 100 dias para la formalización de la nueva compañía cuando un grupo de especialistas se encerró en un edificio del centro de París para cerrar los detalle. En el verano de 1979 todo estaba listo, el cambio de nombre se hizo realidad y, gradualmente, se eliminaron todas las existencias de automóviles que aún estaban presentes con el antiguo logotipo para comenzar con la producción. Samba, Horizon, Solara, pero también Tagora, Ranch, Murena, una gama que tuvo éxito comercial a partir de 1980.