El real monasterio de Santa Clara de Carrión de los Condes acogió ayer una de las celebraciones que los vecinos de la ciudad jacobeca y toda la comarca esperan con más cariño durante todo el año, la festividad de San Blas. Pese a la pandemia, los feligreses mantuvieron la tradición y veneraron -respetando los aforos permitidos y las distancias- las reliquias del Santo, recogidas en un viril plano. Además, se entregó una cinta bendecida para los males y enfermedades de garganta.