«La música es una de las patas que sostiene una narración»

David Herrero
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ENTREVISTA Este palentino, nacido en 1989 y titulado por el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, se ha encargado de realizar también otras partes musicales en la trama de la película que se estrena este fin de semana en los cines de toda

«La música es una de las patas que sostiene una narración» - Foto: ICAL

Música y más que música desde pequeñito. Su vida siempre ha girado en torno a las notas, algo que ha llevado hasta la actualidad con tesón y profesionalidad, tras cosechar éxitos en su trayectoria en el colectivo, así como en el ámbito educativo. Óscar Martín se convierte ahora en protagonista por su labor en la película Claret, que se estrena a nivel nacional este fin de semana. 

¿Qué es para usted la música?

Desde muy pequeño siempre tuve una inclinación especial hacia la música, al principio como un pasatiempo, pero según pasaban los cursos del colegio me empezaba a dar cuenta de la importancia que tenía en mi vida. Al final terminó desvelándose como una vocación a la que le dedico mi vida entera. Trabajar y vivir de ello es un privilegio del que estoy muy agradecido, sobre todo a mis padres, ya que sé que de no ser  por su paciencia y apoyo hubiera sido casi imposible. 

 

 ¿Es el trabajo soñado?

Actualmente trabajo como compositor para la productora mirobrigense Stellarum Films desde finales de 2013 e imparto una asignatura en la Universidad Villanueva en Madrid. Además, realizo por mi cuenta diferentes trabajos compositivos para distintos proyectos como cortometrajes o conciertos. También he trabajado como arreglista y orquestador en otros proyectos importantes, como el programa Prodigios de TVE o para la película de Netflix Klaus.

¿De dónde nace la ocasión de colaborar o trabajar en la proyección de Claret?

Colaboro de manera continua con la productora Stellarum Films, siempre bajo la dirección de Pablo Moreno. He ido poniendo música a los múltiples proyectos en los que hemos trabajado juntos, desde pequeños documentales, spots, las distintas ediciones de Las Edades del Hombre y los largometrajes que han producido. En concreto, Claret es nuestro cuarto largo en el que hemos trabajado juntos. 

¿Cuál es su papel en Claret? 

Básicamente la de componer la banda sonora. También por exigencias del guión, aparecen dentro de la trama distintas músicas (un baile, música de salón o unos músicos callejeros) y también me tengo que encargar de esa parte y ver qué puede funcionar. Incluso he participado como figurante haciendo de músico en escena, ya que procuro estar presente en los rodajes y participar en ellos. Me ayudan mucho a la hora de ponerme en situación cuando tengo que empezar a componer la música. 

¿Qué tipo de música, instrumentación o estilo, va a caracterizar la película?  

Aunque hablamos de un proyecto con presupuesto reducido, se trata de un largometraje muy grande, de tintes casi épicos. La vida de Claret fue muy intensa, con muchos viajes y muchas situaciones complicadas de todo tipo. Vamos a tener localizaciones en Cuba, en Cataluña, palacios en Madrid o conflictos bélicos. Por ello, la música debía estar, por lo menos, al mismo nivel. Se caracteriza por tener un tema central, que se asocia con el protagonista y después algunos temas más secundarios para completar la trama.

¿Más sabor palentino? 

Sí, con una colaboración muy palentina con las sopranos que ponen voz a la música, con Sonia Santoyo y Natalia Bravo, y el también palentino ‘Swingleman’ (Diego Martínez) a la guitarra. Todo un elenco de lujo, grabado y mezclado por el ganador del Goya José Vinader. Desde luego puedo sentirme muy afortunado de haber trabajado en este proyecto, tanto a nivel profesional como humano.  

Para los alejados de este mundo y del ámbito musical. ¿Cómo se crea una banda sonora para una película?

Todo empieza con las primeras ideas, ya que cuando se plantea con suficiente antelación un proyecto así, puede haber conversaciones previas con el director que ayuden a orientar la posible estética de la película musicalmente hablando. Lo primero es la preproducción, en la que muchas veces ya se plantea el presupuesto que irá destinado para la música. A continuación, viene la posproducción, que es cuando se realiza el montaje de la película, el sonido, los efectos especiales y la música. Lo que le sigue es la composición en sí misma y después, en el caso de poder grabar la música, se realizan las partituras para los músicos, se concretan fechas de grabación, mezclas de la música en estudio y finalmente se manda la música ya preparada al técnico que realizará la mezcla final de sonido y música de la película.

¿La música es tan importante como la trama o un actor?

Sin duda, muchas veces tendemos a pensar que la música está únicamente para ambientar, rellenar, hacernos llorar o, como algún director ha comentado, suplir sus carencias. En absoluto, la música es una de las patas que sostiene una narración, tanto como el atrezo, los actores, el guión, la fotografía, el sonido, el color, los FX o el montaje. Forma un todo que debe funcionar en equilibrio. Partiendo de la base de que, salvo que se trate de un documental, lo que vemos es ficción o una realidad ficcionada, es imposible no transmitir un mensaje manipulado, ya sea por el plano escogido, el sonido, o la iluminación. 

¿Cómo se entiende la parte musical en el cine?

El papel de la música puede ser múltiple. Hay que decidir dónde, por qué y para qué queremos música en una secuencia. También dependerá del género al que nos refiramos. Por ello, es muy importante que el primero que valore, aprecie y sea consciente del potencial de la música sea el mismo director. En mi caso puedo decir que soy muy afortunado de trabajar con Pablo Moreno, quien defiende la música como el alma de la película, y pone mucho interés en que funcione y emocione de la mejor manera posible, dándome indicaciones, proporcionándomelo ejemplos y lo más importante, dejándome espacio para mi creatividad.

¿Qué proyectos futuros tiene en mente tras Claret?

Afortunadamente en este momento puedo decir que me encuentro en la fase final de mezclas de otro largometraje y que en unos meses comenzaré la composición de otro más. Son tiempos difíciles para la industria del cine, sobre todo el independiente, así que puedo llamarme a día de hoy afortunado.