FInal feliz con puerta grande para los tres rejoneadores

Manolo Illana
-

La familia Hermoso de Mendoza y la gala Lea Vicens cortaron dos orejas cada uno, premio en el que tuvo mucho que ver el buen juego ofrecido por los cuatro toros y dos novillos salmantinos de la casa de El Niño de la Capea

Padre, hijo...y Lea Vicens han sido los protagonistas de una buena tarde de toreo a caballo con la que se ha puesto el punto y final a la feria de San Antolín. Festejo que, como en anteriores temporadas, ha sido capaz de que la plaza de toros haya vuelto a registrar una magnífica entrada con alta temperatura tanto en la calle como en los tendidos y también en el ruedo. El mundo del rejoneo ha vuelto a ser fiel a sus principios convocando a sus fieles seguidores. 

Precioso y emotivo el paseíllo que al final se detuvo ante la presidencia para que la Banda Municipal, a la que un año más hay que felicitar por lo mucho y bien que ha actuado, con los espectadores puestos en pie, como Dios manda, interpretara el himno a Palencia. Mejor y más emotivo principio, imposible como tenía que ser en la festividad de San Antolín.

Bueno será, para empezar destacar en forma de felicitación a esa figura del toreo que fue El Niño de la Capea que ahora mismo sigue siendo figura en el mundo ganadero fiel a sus principios con el encaste Murube como ayer quedó demostrado en Campos Góticos.

La tarde no pudo tener mejor principio con las dos orejas que con verdad cortó Pablo Hermoso de Mendoza a su primer enemigo, al que con gusto y mucho sitio toreó a placer, lo mismo que clavando los de castigo en los medios, buscando con verdad la cara del de Capea. Tres de las cortas dieron el paso a un certero rejón de muerte. Merecidas las dos orejas, premio que se podía haber ampliado en su segundo de no haber medio fallado con el de muerte. La faena a este toro tuvo la importancia de lo bien hecho clavando los de castigo por su sitio, dejándose ver por los dos pitones mientras buscaba el contrario. Faena profunda, muy torera y sin prisas.

Que raza, la de los buenos rejoneadores, tiene Lea Vicens como quedó demostrado en su primero, un toro que apretaba de verdad, como siempre lo han hecho los bravos. Domina y clava en su sitio desde dentro y buscando los medios para torear antes y después a dos pistas sin moverse de la montura. En el final de su faena al primero de su lote, exhibición de doma y bien clavar largas, cortas y de las otras. No fue certera con el de muerte y aquello quedó en una fuerte ovación con saludos desde el tercio. El triunfo que la abrió la puerta grande llegó en su segundo, al que en banderillas toreó muy en serio dejándose ver antes de clavar arriba y a pitón contrario. Un par al violín y lo que vino después convenció al tendido que lo aplaudió con fuerza. La ovación subió de tono con el certero rejón de muerte. 

Dos novillos para el debutante Guillermo Hermoso que recibió a su primero toreando como siempre han hecho los buenos, al recoger las embestidas antes de clavar los de castigo. En banderillas toreó y clavó muy de verdad como con las cortas y el par a dos manos. El premio se esfumó por culpa del no acierto con el de muerte. La puerta grande no podía escaparse y para ello se entregó a tope en su segundo novillo al que recibió toreando con pureza y mucha verdad, muy despacio y clavando los palos en su sitio. La plaza lo entiende y se entrega con sinceridad. Clava largas, cortas, rosas y a dos manos antes de entrar a matar, lo que consigue a la primera. Ahí estaban las dos orejas y la puerta grande para él.