El cementerio de Palencia es estos días un lugar menos lúgubre gracias al colorido de las cientos de flores que adornan las sepulturas y los nichos. Miles de personas aprovechan la festividad de Todos los Santos para visitar a sus seres queridos fallecidos, dedicando unos minutos a rezar en su memoria.

El trasiego en el camposanto y en sus inmediaciones es constante hoy, pero también en los días previos. Familias al completo buscan entre las sepulturas las de sus familiares para recordarles en un día tan especial y emotivo. Muchos se afanan en dar lustro al mármol de las lápidas y en colocar los ramos y centros florales con los que se pretende poner un toque de alegría en una fecha de recuerdo.

El obispo de la diócesis de Palencia, Manuel Herrero, ha presidido las eucaristías de las 12 y las 13 horas celebradas junto a la iglesia del cementerio. El prelado ha señalado que en el día de Todos los Santos «venimos a recordar a nuestros hermanos y a expresar esa familiaridad y vinculación que tenemos con ellos, pero también venimos a pedir que intercedan por nosotros, porque a veces no somos coherentes con la fe de Jesucristo».

Muchos palentinos llevan de casa distintos detalles florales, mientras que otros prefieren adquirirlos en los puestos instalados en la puerta del cementerio. El buen tiempo ha permitido que la afluencia sea masiva y que muchos floristas hayan agotado sus existencias alrededor del mediodía, y todo ello pese a la competencia de otros sectores. «No ha ido mal, pero podría ir mejor si no se vendieran flores naturales en establecimientos asiáticos, supermercados y mercadillos. Hay que tener una licencia especial para comercializar este tipo de productos y dudo de que la tengan», lamentaba uno de los profesionales del sector, mientras recogía su puesto.