Tabanera tardará hasta 80 años en recuperar el bosque

Rubén Abad
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La temperatura del suelo llega a exceder los 500 grados, lo que puede provocar pérdida de sus nutrientes. Corzos, jabalíes, mustélidos e insectos, los animales más afectados

Tabanera tardará hasta 80 años en recuperar el bosque - Foto: Óscar Navarro

Las devastadoras consecuencias de un gran incendio forestal como el que se produjo el pasado fin de semana en Tabanera de Valdavia, donde ardieron más de 330 hectáreas de pino de repoblación, pasto y rastrojo(brezales) no se acaban cuando se apagan las llamas, sino que perduran en el tiempo hasta 80 años, ocho veces más de lo que se creía hasta la fecha (entre una década y década y media). Esta es la conclusión a la que ha llegado la Universidad Nacional Australiana en un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista científica Nature Geosciece, en el que alerta también de que estas masas boscosas no se recuperan por completo hasta pasados unos 30 años después de una tala de árboles.


«Descubrimos que tanto las perturbaciones naturales como humanas pueden tener efectos increíblemente largos en el suelo de los bosques, impactando en las comunidades de plantas y las funciones de los ecosistemas», afirma la líder del estudio, Elle Bowd, en un comunicado recogido por la agencia Efe. A renglón seguido, la científica asegura que «casi el 99 por ciento de los bosques objeto del estudio han sido talados o quemados en los últimos 80 años, así que estos árboles enfrentan una lucha cuesta arriba para recuperar su antigua gloria».


La científica del país austral indica también que los incendios pueden provocar que la temperatura del suelo exceda los 500 grados centígrados, lo que «puede resultar en la pérdida de sus nutrientes». También subraya que la tala expone el suelo del bosque, lo compacta y altera de forma significativa su estructura «reduciendo sus nutrientes vitales». 


Con los datos sobre la mesa (el estudio se centró en los bosques de la ciudad de Melbourne, pero los expertos defienden que las conclusiones pueden extenderse a otros lugares del mundo), los investigadores instan a las autoridades a diseñar políticas de gestión de tierras que tengan en cuenta el impacto a largo plazo de la tala y los incendios forestales para proteger los ecosistemas. 

 

MANTENIMIENTO

Con respecto al caso concreto de Tabanera, el presidente de Ecologistas en Acción en Palencia, Alberto Fuentes, calificó como una «malísima noticia» el incendio, al tiempo que lamenta el «escaso mantenimiento» de los montes de la provincia, tal y como se advirtió durante el estado de alarma. No obstante, Fuentes asevera que «el confinamiento es la excusa que sirve para todo, pero esta dejadez no es algo nuevo» y considera que es un trabajo en el que deben poner más esfuerzos administraciones como la Junta de Castilla y León -con competencias en materia de extinción-, con la colaboración de la Diputación.

 

«Se hacen cosas, pero se ve que no son suficientes. No es un trabajo de verano, es una labor que se debe realizar durante los doce meses del año», afirma Fuentes, quien defiende que, con una mejor gestión, se minimizarían de manera considerable los riesgos. 
Asimismo, y a pesar de que en este caso las llamas se produjeran de forma fortuita, desde la organización conservacionista piden a los palentinos que extremen las precauciones para evitar que situaciones como esta se repitan, pues la mínima chispa puede desatar un gran incendio forestal. «Lo repetimos de forma machacona todos los verano, y aún así siempre somos testigos de algún episodio», concluye Fuentes.

 

FAUNA AUTÓCTONA

Además de en la masa boscosa, los incendios forestales suponen también un grave problema para las especies autóctonas que habitan en el entorno, entre las que destacan corzos, jabalíes, mustélidos e insectos, además de algún anfibio y reptil en las zonas más húmedas.


En este punto, Fuente señala a Diario Palentino que los animales que tienen menor capacidad de desplazamiento son, por consiguiente, los que se ven más afectados por un gran incendio forestal, y son tan importantes o más como el resto a la hora de mantener el ecosistema.


«Los animales que consiguen escapar suelen adaptarse, aunque todo depende de la densidad poblacional, la comida y el agua del hábitat al que llegan. Si hay escasez, podrían ser rechazados», comenta Fuentes, quien recalca que se mueven bastante para encontrar su nuevo hogar, para el que prefieren zonas libres de depredadores y de presencia humana para sobrevivir.