El albergue de Cáritas, lleno por la ola de frío

Rubén Abad
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La mayoría de los 16 usuarios tiene entre 40 y 60 años, aunque también hay gente joven «con toda la vida por delante». Se ofrece comida, cama y un acompañamiento integral

El albergue de Cáritas, lleno por la ola de frío - Foto: Óscar Navarro

Las temperaturas bajo cero y la presencia de nieve en la capital ha obligado a las personas sin hogar a buscar refugio en el albergue que Cáritas opera en Palencia, lleno hasta la bandera desde hace días a consecuencia del temporal. Actualmente son dieciséis (dos mujeres y catorce hombres) las personas que hacen uso de un centro en el que no solo se les pone un plato caliente en la mesa y se les ofrece una cama en la que descansar, también se les acompaña física y mentalmente y se les procura un futuro mejor. «Hacemos un acompañamiento desde lo mínimo, que es cubrir las necesidades básicas, hasta lo máximo, que es su vivir», subraya su directora, la hermana Manuela Rubio.


«Estamos intentando dar respuesta a todos los que vienen, que son muchos por esta ola de frío que tenemos encima», afirma Rubio, quien explica que los usuarios de estos días son de Palencia y otras provincias del país. La mayoría tiene una edad de entre 40 y 60 años, aunque también hay algunos jóvenes, lo que le preocupa especialmente «porque tienen toda la vida por delante».


Sus perfiles son diversos, algunos se han quedado en la calle por problemas de adicción, aunque también hay gente «como tú y como yo», asevera la hermana, con una «vida normalizada» hasta hace no tanto que se ha visto obligada a recurrir a la beneficencia para sobrevivir, sobre todo desde la crisis económica que golpeó duramente al país entero en 2008 y la actual derivada del coronavirus. «Hablamos de gente con carrera universitaria e incluso empresarios», reitera Rubio.


De entre ellos, hay personas sin hogar que, en condiciones normales, «prefiere la calle», pero que se refugian estos días en Cáritas, donde siempre son bienvenidos. «Es una dinámica que se repite: cuando bajan las temperaturas siempre hay más demanda», aclara la directora. «Es una ola de frío, pero no queremos que su vida sea una ola, queremos que se estabilice», destaca.


«OLA DE SOLIDARIDAD»

Por lo demás, y aunque la Covid también ha afectado a sus instalaciones (no por haberse registrado caso alguno, sino por la limitación de aforo a la mitad para mantener las distancias que aconsejan más autoridades sanitarias), siguen trabajando al pie del cañón en el albergue de Cáritas, donde no conocen horarios, fines de semana o festivos: abre las 24 horas del día, los 365 días del año. «En nuestra mente está la necesidad de las personas, no las nuestras», apunta Rubio.


Un trabajo que sale adelante gracias al personal, los voluntarios «que están al pie del cañón en cualquier momento»; las administraciones, colectivos y congregaciones religiosas que les apoyan; los particulares dispuesto a arrimar el hombro con dinero o con su tiempo; y los restaurantes que les facilitan «comidas magníficas». «En estos momentos de dificultad, también se crean olas de solidaridad», concluye con orgullo la directora del albergue.