Editorial

De cuando los ataques reafirman nuestra posición

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Con todo, seguimos entendiendo como causa noble enfrentar cada día una página en blanco que, a nuestro modo de ver, tiene una sola finalidad: servirles a ustedes. Estar cerca, sentir cerca, contar lo cercano. Está en el gen de la prensa de provincias soportar estoicamente toda suerte de invectivas. Bien, es combustible para continuar y reafirmar día sí, día también que el compromiso con nuestro entorno no está en venta. Ni sujeto a amenazas, por más que estas puedan resultar imponentes.

El Grupo de Comunicación Promecal, hoy presente en cuatro comunidades autónomas, sufrió en la noche del miércoles un ataque informático radical. En la vocación de convivir con su tiempo, Promecal ha realizado (y continúa realizando) una firme implementación tecnológica continuada. No es romántico ni quijotesco, es fruto de la determinación de vivir en nuestro tiempo y responder a las demandas de nuestras audiencias. Y, miren, nos sentimos orgullosos de ello.

Sucede que la tecnología tiene grietas y esta semana ha existido quien ha pretendido utilizarlas para romper nuestro vínculo con ustedes, para abortar el derecho a la información y para dinamitar los cimientos de una sociedad libre. La ambición por rendir empresas, cualquiera que sea su condición, a abyectas pretensiones económicas está en el aire, pero cuando ataca a un conglomerado de comunicación deviene en mordaza, más aún si enfrenta a quien tiene su vocación en lo cercano, en una España interior por la que este grupo apuesta y seguirá apostando por más que las hostilidades alcancen, siempre en modo efímero, jamás de forma determinante, un calibre relevante.

Varias de las cabeceras de nuestro Grupo de Comunicación no pudieron ser publicadas ni el jueves ni el viernes en su versión impresa. Sí en formato web, pero no en su materialización clásica. La decencia nos empuja a pedirles disculpas por cuantas molestias les hayamos causado sin la más remota pretensión de hacerlo, pero por el mismo principio ustedes merecían esta explicación que les brindamos con toda humildad.

Desde que Promecal fue objeto del salvaje ataque a sus sistemas, el Grupo no ha concedido la mínima opción al triunfo de quienes pretenden mercantilizar su silencio. Nuestras estructuras humanas y tecnológicas trabajan y seguirán haciéndolo sin pausa ni limitación de esfuerzos para cumplir con la misión que ustedes, y nadie más que ustedes, nos ha encomendado.

Volver al quiosco no es solo una forma de insurrección ante la inmundicia, es también nuestro mensaje para subrayar que no nos rendimos, que este periódico se hace para acabar en sus manos y que será la sociedad a la que nos debemos quien determine qué y cuándo. Puede que durante unos días no seamos tan ágiles y excelsos como nos gustaría, pero nuestro compromiso es inquebrantable, tanto como nuestra gratitud hacia ustedes es palmaria. Por eso se merecían esta explicación y la promesa de no bajar los brazos. Seguimos.