La caza en zonas oseras, a debate

A. Benito
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Varios osos han sido tiroteados en la Montaña Palentina por supuestas confusiones con jabalíes

La caza en zonas oseras, a debate - Foto: eduardo margareto

La noticia de la muerte a consecuencia de un disparo de una hembra adulta de oso pardo en la Montaña Palentina volvía a abrir, el pasado mes de noviembre, el debate sobre la caza en las zonas oseras. Los hechos tenían lugar en la localidad de Ventanilla, cuando en torno a las dos y media de la tarde uno de los participantes en una cacería de jabalí tiraba al animal y lo hería de muerte. El mismo día, otra osa moría en el Pirineo Aragonés en circunstancias parecidas.


Según una información emitida por la Junta de Castilla y León, «la cacería contaba con la vigilancia de dos celadores de Medio Ambiente y de un miembro de las patrullas oso». En el mismo comunicado, el organismo regional aseguraba que «en los días anteriores se había rastreado la zona y no se habían encontrado indicios de la presencia de oso pardo». Sin embargo, una bióloga que el día anterior había avistado a una osa y su cría en el lugar, sostiene que antes de que comenzara la cacería informó a los responsables de su presencia, pero que estos decidieron seguir adelante con ella.


En la Montaña Palentina varios osos han sido tiroteados por cazadores locales en los últimos años debido, supuestamente, a confusiones con jabalíes, una situación que para algunas personas resulta intolerable y para otras es consecuencia natural de la recuperación de la especie. ¿Sale barato disparar a una especie protegida? ¿Es fácil confundir a un oso con otro animal? ¿Es correcto el seguimiento que se hace de los ejemplares para evitar hechos como el acontecido en Ventanilla? ¿Están tratando algunos colectivos de criminalizar a los cazadores?  ¿Debería mejorar la administración su gestión de la Reserva de Caza de Fuentes Carrionas? ¿Hay muchos osos? ¿Cuántos son muchos? Son solo algunas de las preguntas que nutren un debate al que Diario Palentino ha querido dar espacio en sus páginas a través de la opinión de diferentes personas vinculadas al tema y al territorio.

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ALCALDESA PEDÁNEA DE SANTA MARÍA DE REDONDO. Marta de Mier es la alcaldesa pedánea de Santa María de Redondo. Recuerda que las zonas oseras están vetadas y que si se detecta algún ejemplar en el lugar en el que se va a desarrollar una cacería, esta se suspende. «En este caso, las personas que realizan el correspondiente control no han hecho bien su trabajo, pero creo que prohibir la caza por un accidente es como prohibir la conducción por un atropello. El que lo ha hecho será un torpe, tanto como mucha gente que hay al volante o en cualquier otra actividad», expresa.


Para De Mier, que siempre ha vivido en la Montaña Palentina, es «evidente» que la población de oso ha aumentado en los últimos años y, por ello, «necesariamente la interacción es mayor». Cree que los osos «cada vez abarcan más territorio porque compiten» y que compiten «porque cada vez son más». Pide «números reales» para saber si son ya muchos, «aunque si los dan igual a muchos se les acaba el chollo», opina. También se pregunta «cuántos son muchos o hasta cuántos se puede seguir considerando al oso especie en peligro de extinción».

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Como parte de la sociedad rural, la regidora norteña reconoce que el oso pardo es un valor más de la Montaña Palentina, pero lamenta que «la gente ponga el grito en el cielo cada vez que muere uno y no se preocupe ni lo más mínimo cuando se cierra un colegio». Asimismo, señala que para los habitantes de la zona, lejos de ser una figura de gestión, de conservación y de dinamización, el Parque Natural es «algo inamovible que no tiene en cuenta sus necesidades reales».


De Mier habla de la Montaña Palentina como un territorio cuyo aspecto, disposición y contexto ha sido provocado por sus vecinos. «En su día podrían haber acabado con todo y no lo hicieron. Ahora hay un montón de entendidos que vienen a darnos lecciones de cómo tenemos que hacer las cosas», comenta, y pone como ejemplo los montes llenos de broza donde no se les deja intervenir y tampoco actúan otras administraciones. «Su función sobre el terreno yo no la percibo», concluye.

 

La caza en zonas oseras, a debateLa caza en zonas oseras, a debate - Foto: Oscar Navarro

FUNDACIÓN OSO PARDO. Tras el incidente de la osa muerta tras un disparo en Ventanilla, la FOP inició acciones legales para pedir el esclarecimiento de los hechos y solicitó a la Fiscalía Superior de Castilla y León el inicio urgente de diligencias de investigación para asegurar la obtención de todas las pruebas necesarias para aclarar lo sucedido. «Los actos de caza de especies en peligro de extinción pueden conllevar penas de hasta dos años de privación de libertad, y de tres años si es un espacio natural protegido, además de graves inhabilitaciones. Quizás sea el momento de plantearse el agravamiento de las penas de estos delitos, a la vista de la reiteración de estas muertes», expresaba la fundación en aquel momento.


Para Guillermo Palomero, presidente de la FOP, la solución tampoco pasa por prohibir la caza, «puesto que mantener a raya al jabalí contribuye a mantener las densidades», pero sí cree que se deben revisar las batidas. A su juicio, este último caso ha vuelto a poner de manifiesto que el protocolo es «mejorable», igual que la práctica de la caza tanto en la Reserva de Fuentes Carrionas como en los cotos. En este sentido, asegura que «ya se está hablando con los cazadores locales» y considera que «hay que insistir con campañas informativas para evitar que ocurran incidentes como este». Cree, además, que mientras algunas prácticas cinegéticas tienen que mejorar, otras deberían desaparecer. Insiste, no obstante, en que la caza es un derecho legítimo con efectos positivos en el medio ambiente, siempre y cuando se lleve a cabo correctamente.


Respecto al nuevo censo de osos, Palomero destaca el hecho de que sea el primero coordinado y celebra que la metodología desarrollada previamente por la FOP y la Universidad de Oviedo haya servido de base. «El censo de osas con crías nos ha sido de mucha utilidad para ver la evolución de la población y controlar la parte más sensible, pero necesitamos herramientas más precisas para perfeccionar la conservación», expresa al tiempo que reconoce que la técnica anterior es cada vez más difícil de aplicar en la zona occidental, donde se concentra la mayor parte de los ejemplares. «Lo esperable -añade- es que los resultados arrojen un número mayor al que manejábamos hasta ahora, pero hay que esperar».

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SERVICIO TERRITORIAL DE MEDIO AMBIENTE. «Estas desgracias ocurren cuando alguien tira a algo que no ve». Así de contundente se muestra José María Martínez, jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente. «Sin embargo, el último caso no deja de ser un desafortunado accidente, puesto que el cazador que disparó era el jefe de la cuadrilla, una persona con todo el crédito y mucha experiencia», matiza.


El representante del servicio del que depende la Reserva Regional de Caza de Fuentes Carrionas recuerda que buena parte de ella se encuentra dentro del Parque Natural y que este se estructura en base a una zonificación que determina los usos. «En algunos lugares, directamente no se pueden dar cacerías, y donde sí está permitida esta práctica se lleva a cabo una vigilancia previa para descartar la presencia de osos. Cuando se trata de un macho solo, se analiza la situación, y cuando hay una hembra con cría, se suspende», indica.

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Respecto al suceso de Ventanilla, Martínez señala que «se avisó de que había un grupo familiar por la zona, pero no dentro de la mancha donde se desarrolló la cacería». Asegura, no obstante, que antes de comenzar se pasó por los puestos para advirtir a los cazadores y se les pidió que estuvieran atentos. «Lo que ocurre es que, a veces, la gente tira sin tener seguridad», insiste. En este sentido, el jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente dice que «todo es mejorable» y que la solución está en tomar todas las precauciones. «Es posible que para la temporada que viene se adopte alguna otra medida», señala al respecto. «Debemos tener en cuenta la opinión de los técnicos, pero también de los cazadores, que son libres de manifestar lo que consideren oportuno en la Junta Consultiva», añade.


En cuanto al negativo balance que hacen algunos del fondo de gestión de la Reserva de Caza por parte de la Junta, Martínez reconoce que «cuando no hay más, no se puede hacer más».  También respeta la salida de los grupos ecologistas de dicho órgano y les recuerda que tienen la «puerta abierta» si quieren volver. Finalmente, valora positivamente los trabajos para la conservación del oso pardo, «cuya población ha crecido en los últimos 20 años y se está recuperando lentamente».

 

La caza en zonas oseras, a debateLa caza en zonas oseras, a debate - Foto: Reyes MartÁ­nez

ALCALDE DE CERVERA DE PISUERGA. El regidor cerverano, junto a los de Velilla del Río Carrión, Resoba y Casavegas, es uno de los representantes de los propietarios públicos en la Junta Consultiva de la Reserva Regional de Caza, que también cuenta con terrenos de propiedad privada. Jorge Ibáñez califica de «accidente» lo ocurrido hace algunos meses con la osa de Ventanilla. Sin embargo, y aunque no justifica al autor del disparo, señala a la Junta por su responsabilidad en una gestión que, a su juicio, deja mucho que desear.


«En la temporada 2019-20, se obtuvieron unos cuantiosos ingresos de 159.000 euros por la práctica de la caza. De esa cantidad, un 85% revierte en los propietarios y el 15% restante va para un fondo de gestión que, a día de hoy, acumula unos 100.000 euros, puesto que en los últimos cuatro años no se ha hecho ni la más mínima inversión en el territorio», asegura el alcalde norteño, al tiempo que exige, entre otras cosas, desbroces, mejora de caminos y limpieza de tiraderos.


A juicio de Ibáñez, estos últimos están «hechos un desastre» y eso dificulta la visibilidad de los cazadores. «La labor de gestión no se está haciendo, por eso somos la comarca con mayor porcentaje de tiros a osos de la Cordillera Cantábrica», sentencia, e incluso califica de «negligente» la actitud del organismo regional. Critica, en este sentido, que el año pasado no se convocara, «ni siquiera de manera telemática», la Junta Consultiva. «Los cuatro representantes de la propiedad pública hemos enviado una carta para exigir una convocatoria urgente», indica el alcalde, que siente que, desde la institución autonómica, se les está «ninguneando». 


Finalmente, el regidor cerverano insiste en que se invierta el dinero del fondo de gestión, «que no es suyo, sino que lo ceden los dueños de los terrenos para que repercuta en el territorio». Respecto al oso, Jorge Ibáñez lo defiende como «especie emblemática y recurso importante a futuro». Considera que el reto pasa por hacer compatible su conservación y la caza que, a su juicio, es necesaria como herramienta para regular la población de ciertas especies y como fuente de ingresos de las pequeñas localidades de la Montaña Palentina.

 

FAPAS. Joaquín Morante fue el último representante de los colectivos ecologistas en la Junta Consultiva de la Reserva de Caza. «Decidimos salir el año pasado porque no queremos contribuir al montaje escénico de la Junta para representar la teórica participación de los colectivos sociales. No tienen en cuenta a nada ni a nadie y no queremos formar parte de ese show», explica.


Asegura que en los últimos años Fapas, Ecologistas en Acción, Naturalistas Palentinos y La Braña han intentado contribuir a la mejora de la gestión, pero que todas sus propuestas han sido obviadas. «Lo único que le interesa a la administración regional es agradar de manera populista a determinados colectivos, que son sus votantes, pese a los perjuicios que eso pueda tener en la conservación de ciertas especies», señala Morante.


En opinión de los ecologistas, «la Junta juega al solitario y además se hace trampas» al tratar de sortear sus obligaciones. «En los ultimos años, la caza ha ido degradando su calidad de forma plausible, y eso es fruto de la anarquía en su gestión», añade el portavoz de Fapas en Palencia.


Respecto a si se debe cazar en zonas oseras como la Montaña Palentina, los colectivos conservacionistas creen que se debería apostar por una práctica cinegética «moderada y dirigida». En este sentido, Joaquín Morante señala que es «tremendamente complicado» trabajar sobre el escenario actual. «Si se asume que es fácil confundir a un oso con un jabalí, lo increíble es que se sigan permitiendo las batidas, que se legalizaron como modalidad cinegética en el año 2005 por motivos de daños y no como herramienta de control de especies», añade. «Vemos útil y necesaria la caza de rececho, pero tratar de compatibilizar ciertas prácticas con la conservación del oso es imposible», insiste.


«La situación actual de la Reserva Regional de Caza es la de un mal cazadero, convertido casi en coto privado de caza de los conocidos de los responsables del Servicio Territorial de Medio Ambiente», expresaron los grupos ecologistas al abandonar la Junta Consultiva de una reserva que consideran una «figura anacrónica de un modelo que imperó en el pasado».

 

CAZADORA LOCAL. María Pérez es una cazadora de la zona norte que prefiere no revelar su nombre real. «Últimamente estamos muy mal vistos», se lamenta. Califica el suceso de Ventanilla como una «desgracia con mayúsculas» y afirma que «no sobra ningún oso», aunque a su modo de ver «la recuperación de la especie es evidente».


Dice que está cansada de ver cómo se criminaliza al sector cinegético y exige que, en la gestión, se tenga en cuenta «a la gente que está en el lugar». Recuerda que el jabalí es un competidor directo del oso pardo y cuestiona el hecho de que las denominadas zonas rojas no se hayan revisado desde que se establecieron. «Ahora hay más osos y ellos no entienden de barreras», apunta, al tiempo que exige una revisión de estos espacios, «pero en el propio terreno y no desde un despacho».


Pérez habla también del «mal estado» en el que se encuentra el monte y de la «poca visibilidad» que ofrecen algunos tiraderos. Reconoce que, como en todos lados, habrá cazadores irresponsables, pero defiende que no todos son iguales y pide que no se generalice. «Los primeros perjudicados cuando ocurren accidentes como el de Ventanilla somos nosotros. Por eso somos los más interesados en que la caza se regule correctamente», argumenta.


La cazadora norteña entiende que haya gente que no comparta esta afición, pero también pide respeto para quienes la practican. «Además, las cacerías y monterías han cambiado mucho, y son una gran fuente de ingresos que repercute en negocios de la zona como bares y restaurantes», afirma. Insiste en la necesidad de que, parte de lo que pagan los cazadores, se invierta en limpiar el monte. «Y a los que dicen que es difícil, que sepan que confundir un oso con un jabalí es muy fácil, aunque no cabe duda de que siempre hay que tirar a pieza vista», manifiesta. Para Pérez, en el «diálogo y el respeto está la solución». 


Finalmente pide comprensión a los senderistas, «porque son muy pocos los días al año que rutas, como por ejemplo la de la Tejeda de Tosande, se cierran por cacerías».

 

BIÓLOGO E INVESTIGADOR DEL CSIC. Javier Naves es biólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y un acreditado experto en las poblaciones cantábricas de oso pardo, sobre las que trabaja desde hace varias décadas. De hecho, ha colaborado en el diseño del trabajo de campo del nuevo censo que llevan a cabo en Castilla y León, Cantabria, Asturias y Galicia. 


A su juicio, lo que es un hecho es que «en el norte de Palencia concurren una serie de casos de disparos a osos excepcionalmente elevados».Por eso cree que se deberían buscar las causas.


Naves recuerda que en la Montaña Palentina la población osera es mucho menor de la que hay, por ejemplo, en el Principado de Asturias y, sin embargo, accidentes como el de Ventanilla son mucho más habituales. «Y, además, este tipo de hechos están relacionados con la caza legal», puntualiza. «Está claro que ahí pasa algo y que quizá haya que reevaluar los protocolos o aplicar nuevas medidas con el objetivo de mejorar la acción cinegética», opina.


El investigador del CSIC cree que hay un «componente accidental» en estos temas y, precisamente por eso, se deben perfeccionar los mecanismos de gestión. «Una parte de la responsabilidad recae en quien dispara, pero no se puede cargar todo el peso de la culpa sobre los cazadores. Tampoco en los guardas», señala al tiempo que destaca la labor que en Palencia viene realizando desde hace tiempo Ecologistas en Acción. «Ellos han sido quienes se han personado como acusación en los distintos casos y los que están siendo más activos a nivel judicial», apunta Naves. De hecho, el pasado mes de diciembre el colectivo recurría la decisión de la Junta de archivar una sanción a dos cazadores por disparar a un oso en 2017.


«Igual que se hace en las carreteras, Castilla y León y el resto de comunidades autónomas deberían plantearse la adopción de nuevas medidas para evitar este tipo de accidentes», considera Naves. El biólogo también ve «cierta relajación» en la gestión cinegética. «Lo que está claro es que donde más osos salen en las cacerías es en Palencia», insiste.