"Hay que mantener la esencia de la tauromaquia"

E.M.
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Gregorio Muñoz Abad. Secretario general de Cultura y Turismo

"Hay que mantener la esencia de la tauromaquia" - Foto: Sara Muniosguren

Ingeniero industrial por la Universidad de Valladolid y funcionario del Cuerpo de Ingenieros Industriales del Estado, este palentino asume una nueva responsabilidad en la administración regional con el claro objetivo de servir a su tierra. 

Después de su experiencia en el ámbito de la educación, el desarrollo y la tecnología, ¿qué supone este nuevo reto enmarcado en la cultura de la región?

Los últimos ocho años he estado en la Consejería de Educación, prestando apoyo al Comisionado para la Ciencia y la Tecnología en la elaboración y seguimiento de las sucesivas estrategias regionales de I+D+i, compaginando esta responsabilidad con la de coordinador de la secretaria general de la consejería de  Educación. Ahora he traspasado una frontera entre un puesto de funcionario a otro eminentemente político, pero mi perfil es técnico y de servicio a mi tierra.

Es una materia nueva en cuanto a la gestión de competencias, aunque no en lo que a su conocimiento se refiere, pues el deporte, la cultura, el patrimonio o el turismo son materias que me encantan. En este puesto lo que aporto es mi conocimiento previo del funcionamiento interno de la Junta.

Castilla y León tiene muchas potencialidades en lo que a cultura y turismo se refiere, pero en ocasiones falta dar un paso más. ¿Qué cree que es necesario para impulsar la comunidad en este sentido?

Teniendo como referencia la comparecencia de legislatura del consejero, el reto que tenemos en la Junta es la contribución de la administración al bienestar de todos los ciudadanos. El primer aspecto es el económico, a través de la creación de empleo, y dentro de las competencias de la consejería la más importante es el turismo, que a la vez está interconectado con las otras áreas competenciales. Turismo se tiene que apoyar en el patrimonio cultural y en el deporte, pues hay muchos eventos que atraen público de otras comunidades.

En segundo lugar, aunque no menos importante, está la salud. El deporte no lo vamos a contemplar solo desde la competición, sino por su contribución a la salud como actividad física del conjunto de la población, no solo de los profesionales. A ello se suma el disfrute intelectual de las diferentes manifestaciones de la cultura como las bellas artes, la música, la danza, la pintura, la escultura, etc., lo que siempre beneficia.

Dentro de los objetivos que nos hemos marcado también destaca la accesibilidad desde dos puntos de vista. Por una parte la geográfica, el llegar al mundo rural, que es algo que nos preocupa, tanto para revestir el proceso de la despoblación, como para que la gente que vive allí tenga acceso a todos los servicios. Además nos importa la accesibilidad desde el punto de vista de la capacidad física y sensorial, para que todas las personas puedan disfrutar en la medida de lo posible de estas cuestiones. Por falta de materia prima no es, pero hay que promocionarla y darla a conocer fuera.

¿Cómo se puede acercar la región a los mercados internacionales?

Tenemos claro que es importante aumentar el número de turistas extranjeros que se acercan a conocernos, así como sus pernoctaciones. Se han definido varios frentes para lograr ese objetivo, como la segmentación del mercado, esto es, no hacer una promoción genérica, sino atacar a determinados nichos. Entre ellos se habla del público europeo senior, gente que  puede viajar en cualquier época del año y puede ayudar a desestacionalizar el turismo. Además es, en general, un público culto e interesado en lo que podemos ofrecer, a lo que se suma que tiene capacidad de gasto. Todo eso es importante tenerlo en cuenta a la hora de trabajar.

Otro aspecto en el que queremos incidir es la promoción conjunta con la vecina Portugal, con quien tenemos mucho en común, desde el río Duero, hasta el enoturismo o determinados yacimientos. Además no podemos perder de vista que al aeropuerto internacional de Oporto llegan un número importante de turistas y tenemos que promocionarnos para que nos vean como un destino atractivo.

También se está redefiniendo la política de promoción turística, tanto a través de los canales tradicionales, como mediante el replanteamiento de las ferias de turismo, tanto las que organizamos, como a las que asistimos.

En el caso de Palencia, a pesar de tener materia prima en gastronomía, patrimonio o cultura, entre otros aspectos, se encuentra a la cola en cuanto a resultados. ¿Qué se puede hacer?

Es evidente que Palencia se va a beneficiar de todas las medidas de carácter general que se desarrollen en la comunidad, pero también se quieren corregir los desequilibrios territoriales, tanto en atención al turismo como desde el punto de vista cultural.

Palencia es, junto con Soria, una de las provincias que no tiene una gran actuación de tipo cultural. Tiene su infraestructura de centros de ámbito provincial -biblioteca, Museo Provincial y Archivo Histórico-  en los que se está haciendo una labor muy interesante, pero que en ocasiones los recursos con los que cuentan no son suficientes, tanto humanos como económicos. No hay que olvidar que son centros de titularidad estatal, cuya gestión está encomendada a las comunidades, y algunas necesidades no las podemos atender desde la administración regional. Pero sí les vamos a dotar de más recursos para dar una programación cultural de alto nivel.

Como responsable de la promoción de la tauromaquia en la región. ¿Qué análisis hace de la situación actual del toro en Castilla y León?

La tauromaquia es una cuestión relevante en la comunidad, de manera desigual según las provincias, pues las hay más taurinas que otras. Además Castilla y León es importante también en la tauromaquia.

Respecto al impacto económico, no hay datos fiables que estén actualizados, pero el último estudio de 2011 revela que la tauromaquia -festejos, ganaderías y turismo- supone en torno al 1,5% del PIB regional y el 1,3% del empleo.

Además tiene una repercusión muy superior a la media en el ámbito rural. Las ganaderías bravas están en los pueblos y la gran mayoría de los festejos son populares, lo que mueve mucha gente.

Otro dato interesante es que en Castilla y León está el 20% de las ganaderías de toros de lidia, ocupando el segundo lugar a nivel nacional por detrás de Andalucía. Además tenemos la ganadería más antigua de España, El Raso de Portillo en Valladolid.

En cuanto a la celebración de espectáculos, el año pasado hubo más de 2.300 festejos, el 12% del total nacional, lo que nos coloca también en segunda posición, en este caso por detrás de la Comunidad Valenciana. De ellos, solo 340 son festejos mayores y el resto populares. En el capítulo relativo a la afición, también somos los segundos, por detrás de Navarra. El 23% de la población de Castilla y León acude anualmente a algún festejo taurino, mientras que la tasa nacional es del 9%. Si lo miramos desde un punto de vista equilibrado, seguramente Castilla y León sea la región más taurina de España.

Si le oyen determinados sectores, seguramente no les gustaría, pues aunque el mundo de los toros siempre ha estado muy vinculado a la cultura, el patrimonio y las costumbres de la comunidad, en los últimos tiempos se ha llenado también de detractores. ¿A qué cree que se debe ese rechazo a todo lo que tenga que ver con lo taurino?

Es una cuestión para analizar y que no ocurre solo en el ámbito taurino. Estamos asistiendo a un fenómeno que es el de algunas minorías muy ruidosas y que acaban ganando un protagonismo frente a las mayorías silenciosas. Parece que las mayorías se tienen que ver obligadas a manifestarse para mantener unos derechos democráticos básicos, como el respeto a sus gustos y opiniones.

Nos estamos enfrentando a la imposición, pues se busca prohibir algo que gusta y que está legalmente protegido como patrimonio cultural. Hay determinadas minorías que quieren imponer sus criterios sin respetar a los demás y eso me parece peligroso.

Hace unos días en las XXIV Jornadas Taurinas de CyL, el portavoz de la Fundación Toro de Lidia, Chapu Apaolaza, decía que la tauromaquia tiene que ser un bastión para defender la libertad, que se respeten los derechos de cada uno y nadie imponga o prohiba. Los colectivos minoritarios que quieren imponer su voluntad siempre lo hacen con argumentos demagógicos y con mucha hipocresía.

Socialmente estamos asistiendo a una tendencia de cambio de los gustos y las sensibilidades y eso hay que saberlo y tenerlo en cuenta. Estamos en un mundo cada vez más urbanita y en el que nos estamos alejando del campo. Antes los sacrificios de los animales estaban mucho más presentes en la vida cotidiana y, hoy en día, todo lo que tiene que ver con sangre escandaliza mucho, cuando nuestros niños están jugando con videojuegos muy violentos. Es un cambio de sensibilidad que está ahí y que es totalmente respetable, aunque su repercusión tampoco se está viendo en la práctica.

El número de festejos tuvo una caída, en 2015 se estabilizó y está comenzando a repuntar. Además está aumentando la presencia de jóvenes, teniendo en cuenta que aumentan los festejos populares, quizá porque sea más fácil formar parte de ellos. Lo que me preocupa es la pérdida de respeto, la radicalización y la falta de moderación en distintos ámbitos. 

Hay fiestas que tradicionalmente han vivido arraigadas a determinadas localidades y que, sin embargo, ahora luchan por su subsistencia. ¿Cree que alguna peligra?

La tendencia parece que no va por ahí, pero puede haber algún caso particular que, por sus características y con los cambios de gustos que se están viviendo en la sociedad, acaben de otra manera.

Hay que intentar compatibilizar las dos cosas: mantener en la medida de lo posible la esencia de la tauromaquia y de los festejos y regularlo para hacerlo compatible con la evolución y la modernización de la sociedad. Hay cosas que probablemente no se puedan mantener de la misma manera que se hacían en la Edad Media, por lo que hay que buscar una vía para reconciliar todas las facetas.

De ahí que sea perfectamente compatible la convivencia entre los partidarios de la Fiesta Nacional y quienes no ven en ella tal celebración

No solo es posible, sino que es necesaria. El problema es el enconamiento que hay en la sociedad, la radicalización de las posturas y la falta de tolerancia. Es una cuestión exclusivamente de respeto.

Un palentino que se fue hace años de su tierra, pero que siempre vuelve a ella

En el año 1995 me fui, pero a Palencia voy con bastante frecuencia. Aunque mis padres fallecieron, sigo teniendo a mi hermana, mis primos y tíos, además de muchos amigos del colegio, con lo que sigo disfrutando. Siempre ejerzo de palentino y muy orgulloso.