Viaje a la historia del Canal de Castilla

David Herrero (ICAL)
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El barco Juan de Homar de la Diputación recorre el trayecto entre Frómista y Boadillaen paralelo al Camino de Santiago

Todos a bordo. Naturaleza, historia y Camino de Santiago bañan la travesía que realiza el barco Juan de Homar de la Diputación entre la monumental Frómista y Boadilla del Camino. La pandemia del Covid-19 paralizó toda actividad turística y lúdica, pero la nueva normalidad ha traído la apertura de los recursos turísticos, como es el caso de las embarcaciones que descubren una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes, que fue realizada entre mediados del siglo XVIII y el primer tercio del XIX.

Son las 12,30 horas y el Juan de Homar ya está amarrado y listo para zarpar en su segundo viaje de la mañana. Su marinero y responsable de dar las explicaciones en el barco, Jorge Santamaría, recibe a los diez viajeros que reservaron mediante cita previa en el embarcadero. Dada la bienvenida, un ligero sonido hace acto de presencia, de la mano de los motores eléctricos de la embarcación, y la historia fluvial se convierte en la protagonista incuestionable.

En este recorrido, y a diferencia de otros, destaca la aparición de una almenara, cuya construcción tenía el único objetivo de albergar un pozo que conectaba con el Canal de Castilla, a partir de una pequeña acequia. De esa forma, se vaciaba todo el vaso entre esclusas para realizar labores de mantenimiento y limpieza del ramal, traslada a la Agencia Ical el marinero.

Dicha labor se llevaba a cabo mediante la colocación de unas estacas, formando parcelas, por las que los agricultores de la zona pujaban por esas delimitaciones. Tras ello, cada beneficiario se llevaba el lodo de cada parcela, para ser usado a modo de abono en sus fincas y tierras de labor.

Además, señala que también tenían derecho a la pesca restante, dado que, hasta 1930, la anguila era un pescado muy cotizado y común en el Canal. De esa forma, ambas partes salían ganando, tanto los labradores como la Confederación.

seguridad y medio ambiente. Todos los pasajeros tienen un asiento en ventanilla, mientras que los tres localizados a su alrededor están bloqueados . Durante el trayecto es obligatorio la utilización de mascarilla, tanto para la tripulación como los pasajeros, así como el uso del gel hidroalcohólico a la entrada de la embarcación. Además, las personas que embarquen no podrán levantarse de sus asientos y estar en popa o en proa.

Para garantizar la limpieza, debido a la realización de dos viajes por la mañana y otros dos por la tarde, la tripulación desinfecta el Juan de Homar con la utilización de una máquina de ozono para el habitáculo de los asientos. Respecto a las características técnicas, su capitán, Jesús Santamaría, explica que es un barco eléctrico y respetuoso con el medio ambiente, al ser una embarcación fluvial destinada a navegar por aguas de poco calado, en las que no está permitido introducir ningún tipo de motor de combustión por riesgos de contaminación de las aguas, según añade.

Sus dimensiones son de 13 metros de eslora y otros 3,60 metros de manga. Tiene capacidad para 38 viajeros, aunque actualmente el aforo se ha reducido a diez. Dicho barco estuvo en un primer momento en Villaumbrales, pero debido a los problemas de calado fue trasladado al embarcadero de Frómista. El Juan de Homar se suma al Marqués de la Ensenada,   operativo en Herrera de Pisuerga.

Santamaría relata que dentro del turismo clásico de Tierra de Campos, caracterizado por ser cultural y de patrimonio, este tipo de iniciativas lúdicas se erigen como alternativas para cambiar la perspectiva de destinos marcados por iglesias y arte, en mayor medida para los pequeños de la casa. El Canal de Castilla y su barco entran en juego al conjugar naturaleza e historia, en consonancia con la localidad de Frómista.

respuesta del turista. Alberto y Julia son dos turistas procedentes de la localidad barcelonesa de Casteldefels y embarcaron en el Juan de Homar durante uno de los viajes que realiza desde Frómista. En declaraciones a la Agencia Ical aseguran que hace muchos años que tenían intención de venir a Palencia, entre  otras razones atraídos por el románico. La oportunidad ha surgido  tras el confinamiento por el Covid-19 y con la apertura de la movilidad.

Comentan que todavía no han llegado a conocer la capital, dado que llevan un par de días, y reconocen que se están llevando una «impresión estupenda» en todo lo relativo a la hostelería. Salvando muchos aspectos nada parecidos a los grandes destinos de costa o de mayor afluencia, dejan claro que les «agrada especialmente» lo que se están encontrando a nivel de instalaciones, turismo rural y las medidas se seguridad, con motivo de la situación actual.

Además de ellos, el resto de pasaje del barco, reducido a un aforo máximo de diez personas por las medidas de seguridad a causa del coronavirus, lo conformaban un grupo de chavales y sus respectivos progenitores. Y es que, según puntualizan desde la tripulación, la mayoría de viajes que realizan desde que se retomó la actividad, tanto en la mañana como en la tarde, van completos.

Con el objetivo de incentivar y dinamizar el turismo, la institución provincial ha establecido una serie de rebajas y promociones en los precios de acceso, tanto a los barcos como al resto de los recursos que gestiona. De esa forma, podrán entrar de manera gratuita hasta el 31 de julio los naturales residentes en Palencia, con la presentación del DNI o los menores de 12 años.

Por otro lado, tendrán gratuidad todas las personas que hayan realizado una consumición superior a 15 euros en cualquier establecimiento de hostelería y restauración de la provincia (excluyendo pernoctaciones), en los cuatro días anteriores incluyendo el de la visita.

En el caso de que la consumición corresponda a más de una persona, tendrán derecho a una entrada gratuita por cada 15 euros. Esta exención permanecerá vigente hasta el 15 de septiembre en todos los recursos afectados por dicha ordenanza.