Quinto caso de tularemia

Laura Illana
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Asaja muestra su descontento con las administraciones y plantea la quema controlada de cunetas y rastrojos

Quinto caso de tularemia

Un vecino de Villarramiel se convirtió ayer, según la delegación territorial de la Junta de Castilla y León, en el quinto caso con tularemia además de las nueve personas que están en estudio. 

La noticia surgió en el mismo momento en el que Honorato Meneses, presidente de Asaja Palencia, en una rueda de prensa ofrecida ayer, destacó cómo los topillos no han llegado por arte de magia sino que, desde finales del año pasado, han estado denunciando esta situación, ya que muchos agricultores de Tierra de Campos han ido pasando por las oficinas para comentar la gran población de topillos que hay.

Asaja lo denunció en la administración, pero no obtuvieron ningún resultado ya que ellos tacharon a la organización de alarmistas. Según han ido pasando los meses se ha ido viendo como en las zonas de Cerrato, donde no había topillos, ya han ido apareciendo incluso formando rodales.   

Además, el presidente de la organización asegura que con el paso del tiempo se ha comprobado cómo la situación en cuanto al número de estos roedores ha ido creciendo. Debido a esto, la organización agraria se ha puesto en contacto, varias veces, con ITACyl, responsable de la Junta de Castilla y León en el tema de plagas, aunque nunca han propuesto medida alguna que trate de eliminarla. 

Desde 2007, año en el que se produjo la primera plaga, ITACyl encargó grupos de seguimiento y contrató a un biólogo para realizar un estudio pero, después de 12 años, no se ha obtenido ningún resultado. Aún no han sabido explicar por qué esos topillos en esas zonas aparecen y desaparecen, de repente. La administración no ha aportado ningún resultado. Desde Asaja Palencia se ha comprobado como ellos tienen razón, sobre todo por los problemas sanitarios que se están viviendo durante esta última semana 

DAÑOS ECONÓMICOS. La entrada de topillos a las tierras hace que los daños sean valorados en más de 18 millones de euros. Esta cifra va creciendo ya que muchos de los problemas  se han «camuflado» como partes de siniestro por sequía y, por lo tanto, los daños de los topillos han sido sustituidos, de cara a los seguros, por falta de lluvia. 

Ante todos estos problemas, los agricultores cuentan con distintos seguros, pero al tener una franquicia del 20 por ciento por fauna, «la mayoría de los agricultores no van a poder cobrar nada de los siniestros, aunque ciertas parcelas tengan un daño valorado en el 100%», destaca Honorato Meneses.

«La estrategia de la Junta de Castilla y León, impotente hacia esta plaga, ha sido echar la culpa a los agricultores, debido a la falta de laboreo por parte de los agriculotres, y por la cantidad de hectáreas de alfalfa que hay en tierra de Campos, tipo de cultivo que ha existido siempre en gran cantidad», añade Meneses.  Durante la primavera, la junta de Castilla y León mandó una única medida de control de plaga, basada en remover la tierra y en el fomento de la lucha biológica. 

Este año, debido a la climatología, se puede decir que es el año que más tarde se ha empezado a sembrar y en el que más se ha arado y más se ha removido la tierra, de los últimos años, y eso no ha impedido que la plaga de topillos llegue hasta aquí. Además, en cuanto a la lucha biológica, que se basa en fomentar el número de rapaces, destacó que actualmente hay más águilas, cigüeñas y lechuzas que nunca. 

Prevenciones. Si las administraciones hubiesen tomado medidas antes, como la quema controlada de las cunetas y rastrojos, así como la limpieza de los reservorios, se hubiese impedido que haya, a día de hoy, tantos problemas con los topillos. La única medida que se ha tomado ha sido el volteo, aspecto que, desde Asaja, no tiene sentido porque esa práctica casi ya no se emplea en la agricultura y además, se realiza en el mes de noviembre cuando el suelo está húmedo. 

«Nosotros pedimos que se limpien todos los reservorios; que haya una quema controlada de toda la maleza, lo que limitaría así los incendios de verano; y que después de tantas inversiones y estudios, se obtengan resultados y soluciones», destacó Meneses. 

Jose Luis Marcos Fernández, vicepresidente de Asaja, hizo público su deseo de hacer un llamamiento a las administraciones para que retiren los topillos, ya que ellos son los responsables de evitar que más personas enfermen y el cultivo se eche a perder. También añade que los topillos no solo afectan al cultivo y a los agricultores sino, a toda la sociedad ya que, además de  las piscinas municipales, las personas con instalaciones similares en sus domicilios, sacan a diario una gran cantidad de ellos. «Agradecemos la gran labor de los medios de comunicación que son los únicos en difundir estos problemas, mientras la administración no da ninguna respuesta», declara Marcos Fernández. 

Por otra parte, pide a la confederación hidrográfica del Duero, que hasta este momento se ha desvinculado del problema, que tome medidas limpiando los cauces que están llenos de topillos muertos. Además, dejó claro que dentro de dos meses se empezará a sembrar y si los topillos no desaparecen, se verán afectados los agricultores y la sociedad. 

Además, Eugenio Doyagüe, agricultor de Becerril de Campos, trató de mostrar su punto de vista acerca de la plaga de topillos. Destacó la situación a la que se tiene que enfrentar todos los días cuando va a realizar sus labores agrarias. «Es increíble todo lo que hay que soportar en cuanto al olor y al daño que ocasionan los topillos en el material agrario», dijo Doyagüe. También destacó que al coger los aspersores para cambiarlos de posición se encuentra con grandes masas de topillos muertos que ataponan la entrada al agua. En los paquetes de paja, le ocurre lo mismo, dentro del forraje puede encontrar decenas de ellos muertos.