Todo por nuestro hijo

Juana Samanes
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La profundidad en los diálogos del drama 'El caso Winslow' constituye un buen ejemplo de lo que es el cine británico de calidad

El actor Jeremy Northam, famoso por ‘The Crown’, encarna al abogado defensor del niño Ronnie Winslow.

El drama británico El caso Winslow demuestra en imágenes una de las frases más recordadas  del famoso escritor británico G.K. Chesterton, que afirmaba que «La familia es una célula de resistencia a la opresión». Porque, como se aprecia en esta película nadie, salvo los miembros de una familia, son capaces de arriesgarlo todo por la defensa de uno de ellos.     

Basada en hechos reales nos traslada hasta principios del siglo XX. Ronnie Winslow, de 13 años, el hijo menor de una acomodada familia, es expulsado de la prestigiosa Academia Naval donde estudia tras ser acusado de haber sustraído el dinero de un giro postal enviado a uno de sus  compañeros. Cuando, avergonzado, regresa a su hogar, su padre y el resto de su familia se unirán y harán causa común para defender la inocencia y el buen nombre del niño y para que se haga justicia, desconociendo que esa lucha por la verdad cambiará para siempre sus vidas.

Como es habitual en las películas británicas de calidad, todo es redondo en este drama victoriano en el que encontrarán unas brillantes actuaciones, una puesta en escena exquisita y unos diálogos impecables, con frases magistrales que pocas veces han escuchado en el cine. Así, les recomiendo dos que se pronuncian en el desenlace que son realmente brillantes.

El abogado interroga al niño sobre el delito del que se le acusa.El abogado interroga al niño sobre el delito del que se le acusa.El argumento de la cinta está basado en la obra teatral del dramaturgo inglés Terence Rattingan,  muy bien trasladado al cine por el eminente cineasta David Mamet, del que muchos recordamos su genialidad como guionista en películas como Los intocables de Elliot Ness o Veredicto final.

 Asuntos como la confianza necesaria entre padres e hijos, el amor fraternal, el sacrificio o el valor están reflejados en este largometraje  impecable que a pocos (por no decir nadie) dejará indiferentes y que es un claro reflejo no solo de la sociedad victoriana sino del mundo actual.

Pero esta historia de lucha de una familia frente al  todopoderoso Gobierno de Londres de principios del siglo XX también encierra un sutil romance que protagoniza un caballero capaz  de jugarse toda su carrera política y jurídica para ayudar a la mujer de la que se enamora a primera vista, un papel bien defendido por el actor  Jeremy Northam. Mientras que el sacrificio económico que realiza la familia se observa en la mansión, a medida que avanza el proceso,  porque vemos huecos en las paredes de objetos y cuadros de los que la familia está desprendiéndose a fin de conseguir fondos.

El progenitor de los Winslow reflexiona sobre el caso.El progenitor de los Winslow reflexiona sobre el caso. 

Sin imágenes

Otro dato: aunque realmente es la historia de un célebre juicio, sin embargo no hay imágenes del mismo, pero inteligentemente, a través de los diálogos, se describe como si estuviéramos en él. Todo ello enmarcado con una  adecuada banda sonora de Alaric Jans que acompaña perfectamente a los fotogramas. Magníficas, además, las interpretaciones de los actores, un elenco británico no muy conocido para el gran público, que son muy contenidas en muchos momentos a pesar de toda la carga de profundidad que encierran en su interior.

Si los 10 primeros minutos son los más tranquilos de la película, sin embargo sirven, como brochazos certeros,  para presentar la personalidad de los miembros de la familia Winslow. Por ello, cuando hace su aparición el pequeño Ronnie, es fácil sentir empatía por los protagonistas debido a la  emoción que comporta la lucha por el honor, la verdad y la justicia.