No suelo confiar en exceso en las encuestas electorales o cualquier otro tipo de estudio demoscópico en relación a las elecciones. El voto oculto suele ser muy volátil y suele deparar sorpresas. En Castilla y León todo hace preveer el triunfo del Partido Popular, de la mano de un rejuvenecido Fernández Mañueco, lo que no veo claro es que sea por mayoría absoluta, con lo cual se abre la posibilidad de establecer acuerdos de investidura, aunque en este aspecto tampoco veo nítido con quién se podrá alcanzar.
Ciudadanos no ofrece garantías de resolver la presunta suma aritmética, dado que su desaparición parlamentaria es una evidencia. Su hundimiento ya era un hecho contrastado en otros territorios y en otras elecciones celebradas, por tanto no creo que llegue a obtener ningún representante. Así pues, habrá que esperar al resultado que deparen las urnas respecto a otras formaciones.
Las plataformas de la llamada España Vaciada son una incógnita, pero su espectro ideológico, con independencia de sus dividendos cosechados, está fuera de cualquier ecuación. Quizá sea posible con la candidatura Por Ávila, en caso de obtener un representante o, tal vez, con UPL, si es que consigue entrar en las Cortes. Lo que me parece obvio es que con Vox, de momento, está descartado. No parece lógico que los votantes de Abascal depositen en él su confianza para que luego, con postureo oportunista gazmoño, entregue su apoyo a aquel a quién tanto se critica. 
El PSOE de Tudanca no ganará. Se juega su liderazgo a nivel regional y está nervioso. Por el rabillo del ojo ve como, desde el banquillo, los suplentes están calentando. El asunto de la ganadería provocado por el irresponsable Garzón le pasará una cuantiosa factura en las urnas, amén de la dispersión del voto de la izquierda.
Mi pronóstico para Palencia es: PP cuatro procuradores, PSOE tres. Unidas Podemos, no puede, el resto, tampoco.