Un verano entre amigos

A. Benito
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Cerca de 300 jóvenes han disfrutado durante la época estival de Amigomanía, el programa organizado por el CEAS y el Consistorio de Aguilar para favorecer la conciliación y ofrecer una alternativa de ocio a los niños y adolescentes

Un verano entre amigos

Verano en Aguilar es sinónimo de Amigomanía, y Amigomanía no solo es sinónimo de entretenimiento y conciliación familiar, sino también de aprendizaje, enriquecimiento y crecimiento personal. Amigomanía es el nombre del campamento urbano que, cada año, ponen en marcha el Ayuntamiento y el CEAS de la villa galletera para dar un respiro a los padres y ofrecer una alternativa de ocio a los más pequeños, que a lo largo de la época estival encuentran en esta propuesta una original forma de disfrutar en compañía de otros jóvenes de su edad.

En esta ocasión, unos 300 chicos han tenido la oportunidad de jugar y practicar deporte de la mano de una docena de monitores y voluntarios que, además de entretener y educar en valores a los participantes, han podido vivir una experiencia única que les ha enseñado a gestionar grupos y a atender mejor las necesidades educativas y emocionales de los más pequeños.

"Como todas las ediciones, ha habido un grupo de 3 a 5 años, otro de 6 a 8 y otro de 9 a 12, a los que se ha sumado un campamento multiaventura para los chavales de 12 a 16 años", apunta Marta Gama, veterana integrante de un proyecto en el que se alternan los juegos, el deporte, las sesiones de cuentacuentos, las visitas a la residencia de mayores, las yincanas, las rutas a pie o en bici, las acampadas, las manualidades o los talleres de pintacaras. Actividades que, eso sí, se adaptan siempre a la edad de sus destinatarios.

Un verano entre amigosUn verano entre amigosCon respecto a los monitores, la mayoría de ellos han estudiado o están estudiando grados y carreras relacionadas con la Educación y el Deporte. Sin embargo, también hay quienes realizaron el curso de monitor de tiempo libre y aunque su formación no tiene nada que ver con estas disciplinas, han decidido formar parte del equipo de Amigomanía, que este año ha sido coordinado por Rubén Díaz.

Él ha sido el encargado de gestionar los recursos materiales y humanos de los que dispone el programa, así como de realizar los contactos externos para ciertas actividades y de resolver los problemas puntuales. Contratiempos que, tal y como él mismo afirma, "han sido prácticamente inexistentes". Asumir este rol ha sido un reto para el joven, que lleva cinco años trabajando en Amigomanía, pero también una oportunidad para aprender y mejorar sus aptitudes laborales de cara al futuro. 

Como él, el resto de sus compañeros reconocen que lo que más les ha aportado ha sido "el trato con los niños" y es que en esta historia de grandes y pequeños el aprendizaje es bidireccional. "Por ejemplo, entre los más jóvenes es difícil encontrar comportamientos racistas o diferencias entre sexos", explica Mari Salazar, que junto a Lidia Gama y Carolina Gómez ha trabajado con el grupo de peques. Por el contrario, "la espontaneidad, la gratitud y el cariño" que muestran los niños hacen que cada día los monitores se vayan a casa con la mochila cargada de emociones.

Un verano entre amigosUn verano entre amigosEn el lado contrario de la balanza, "captar su atención o improvisar nuevas actividades" es, como indican Carmen Adán, Eliel de Celis y Sergio Moreno, el mayor desafío al que se enfrentan los monitores de Amigomanía, que a su vez ven cómo los más mayores "lo cogen todo a la primera, pero tienden a ser mucho más competitivos". Canalizar ese espíritu de forma positiva y hacer que, por encima de todo, se imponga el compañerismo es, precisamente, una de sus funciones.

Para Óscar Becerril, Marcos Martín y Borja Alonso el equilibrio entre "imponerse y educar" es otra de las claves del éxito de Amigomanía y es que, como a los adultos, a los chavales hay que hacerles entender qué es lo correcto, pero también el por qué. 

En este sentido, hay monitores que tienen mejor feeling con los más mayores y otros a los que les resulta más complicado hacerse cargo de los grupos de adolescentes, que este año  han podido practicar rafting en el Ebro, recorrer la Tejeda de Tosande, descender el Deva en canoa, hacer body board en Suances, pasar una noche en la localidad cántabra y disfrutar del barranquismo. En total, han sido 24 los jóvenes que han participado en el campamento multiaventura que surgió hace unos años con el objetivo de ofrecer una alternativa a los mayores de 12 años.

Un verano entre amigosUn verano entre amigosintegración e igualdad. Como todos los años, los participantes en el programa Amigomanía han aprendido a "ganar y a perder, a compartir y a ser responsables con el entorno y con los recursos materiales", pero además, en esta ocasión, se ha hecho especial énfasis en temas como la integración y la igualdad.

"Hemos realizado talleres para la prevención de las agresiones sexuales, juegos cooperativos y adaptados o actividades para aprender a decir que no", apunta Mari Salazar, licenciada en Magisterio con especialidades en Integración, Educación Especial y Atención Temprana. Una joven que ha pasado por todos los grupos para trabajar con los chicos temas como la discapacidad.

Y es que una de las claves de normalizar el hecho de que haya personas con capacidades diversas o de evitar comportamientos inadecuados en los chavales es trabajar con ellos desde la infancia, así como ahondar en conceptos como el seguimiento o la escucha.

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De esta forma, Amigomanía, que concluirá en un par de semanas, ha vuelto a ser la opción de muchos padres de la comarca que han podido compaginar su vida laboral con el cuidado de unos niños que, sin lugar a dudas, se han hecho un poquito más mayores este verano.