"Debido a mi activismo, he estado tres veces en la cárcel"

Laura Illana
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La semana del orgullo continúa con actividades a favor de los derechos LGTB+. En la biblioteca pública se celebró ayer el encuentro con el activista George Reginald que habló sobre su función como defensor de los derechos humanos por la igualdad

Tratando de cambiar los pensamientos homófobos - Foto: Sara Muniosguren

George Reginald Freeman participó en el encuentro a favor de la Semana del Orgullo LGTB+ organizado en la biblioteca pública. Habló acerca de su experiencia personal y de su labor como defensor de los derechos humanos de las personas LGTB+ así como de la igualdad y justicia social en Europa y África. Nació hace 31 años en Sierra Leona, África, y es el fundador y director ejecutivo de Pride Equality International. Hoy en día es  asesor de las subvenciones de Derechos Humanos para The Pollination Project (TPP). También es miembro de la junta directiva de la red LGTB+ de África en España y consultor de Desarrollo para Global Unification International. La semana del orgullo culmina esta tarde con una manifestació a favor de los derechos LGTB, a las 20 horas. Comenzará en el parque del Salón y finalizará en la plaza Mayor.  

¿Qué hecho hizo que tuviera que dejar su país hace seis años para ser refugiado en España?

Tuve que abandonar mi país debido a  mi condición sexual, soy gay. Por este motivo soy activista de los derechos humanos de las personas LGTB+ y después de publicar un informe sobre la situación en la que vivía la comunidad LGTB+ en Sierra Leona, en colaboración con la Fundación Triángulo, sufrí muchos insultos, ataques, amenazas, agresiones y me destrozaron el coche. Después de esto no tuve otro remedio que huir de allí.  

¿Cómo fue el tramite que tuvo que realizar tras su llegada a nuestro país?

Cuando llegué a España en 2013 pedí el asilo en Madrid pero me mandaron a un centro de la Comisión Europea de Ayuda al Refugiado (CEAR), en  Gran Canaria, ya que era el único sitio donde me lo podían conceder.  Solo pude quedarme seis meses, es el límite que permite la ley.  Al no tener ningún conocido ni tampoco un trabajo, decidírme en 2014 a Barcelona con una familia que conocía. Tras dos semanas, la familia me dijo que no tenían suficientes recursos para seguir ayudándome así que me tuve que ir a vivir a la calle.

A nivel personal, ¿cómo se encuentra viviendo en Barcelona? ¿Ha tenido algún problema por ser refugiado o por su condición sexual?

A finales de 2014 encontré un trabajo en Barcelona pero solo me duró 3 meses ya que la empresa, una vez pasado ese tiempo, me despidió porque, según ella, no me podía extender el contrato porque no tenían más plazas. Desde mi punto de vista el motivo fue otro, el de ser refugiado.  Los africanos, en muchas de las ciudades españolas y europeas, sufrimos tres tipos de discriminación: la relacionada con la orientación sexual, otra por el color de piel y por el motivo de ser extranjeros. 

Además a la hora de pedir a los medios de comunicación catalanes la oportunidad de contar mi historia, alguno me lo negó. Ellos «no trataban asuntos sobre refugiados». Con los empresarios y los policías también tenemos muchos problemas a la hora de viajar. Hay una gran diferencia entre el contenido de una ley y lo que se pone en práctica a partir de ella. Tanto yo como las personas que se encuentran en una situación similar a la mía sufrimos muchas discriminaciones debido a que con la tarjeta roja que nos identifica como refugiados no tenemos derecho a crear una cuenta bancaria, ni a realizar unos estudios. Tampoco nos permiten alquilar una vivienda.

Respecto a su lucha por defender los derechos de todas las personas LGTB+, ¿cuál ha sido el momento más duro al que se ha tenido que enfrentar?

Debido a mi activismo, he estado tres veces en la cárcel, la última vez durante un mes, ya que en Sierra Leona ser gay, lesbiana, transexual o bisexual está prohibido. La ley inglesa de 1861 (Ley de delitos contra 1a persona) no lo acepta, es totalmente ilegal. Cualquier persona que trate de mostrar una de estas orientaciones sexuales es condenado a una cadena perpetua de mínimo 10 años, aunque depende del juez.  Las personas LGTB+ no tienen derechos.

¿Qué mensaje mandaría a las personas LGTB+ que viven en los países de ideología homófoba? 

Mi consejo para una persona que lucha por los derechos humanos y la igualdad y que vive en un país homófobo es que no se enfrente él solo a los problemas. Se tiene que poner en contacto con instituciones feministas y que apoyen a los niños para, poco a poco, intentar transformar la actitud de las personas. Cambiar el pensamiento de una sociedad homófoba es un largo camino, no se consigue de un día para otro. 

¿Cuándo le surge la idea de crear la institución Pride Equality International, para defender los derechos de las personas LGTB+?

En 2014, cuándo llegué a Barcelona. Tenía que rellenar muchos documentos para poder estar en España y después de acudir a varias ONG y decirme que ellas no se encargaban de esos temas, me di cuenta de que tenía que crear una institución capaz de ayudar a la gente que necesitaba tanto documentación personal como administrativa.

¿Cómo tratan de ayudar desde esta entidad a las personas que están sufriendo y que están siendo agredidas y discriminadas?

Tratamos de ayudar a las personas africanas que necesitan ayuda ya sea en Bélgica, Francia o España. Nuestra entidad, gracias al trabajo de 10 personas repartidas entre estos  tres países, cooperan con las personas para escribir su historia antes de hacerla pública. Los ayudan a organizar la documentación relacionada con los estudios. Los ayudamos a pedir cita en los hospitales y centros médicos cuando están enfermos. Apoyamos a las personas a prepararse antes de acudir a una entrevista de trabajo e, incluso, contratamos traductores para que entiendan el idioma.  

¿Qué deben hacer las personas que no se atreven a decir en público su condición sexual por miedo a represalias?

Antes de que una persona trate de mostrar su condición sexual tiene que estar seguro y ser consciente de que es una persona normal, válida, con una fuerza mental capaz de afrontar las dificultades que puedan surgir. Tiene que mirar por su bien personal, por su vida y no por la vida de los demás.