Casi 200 pacientes de paliativos confían en INTecum

Rubén Abad
-

Siete de cada diez pacientes eligen morir en su propio domicilio. El Grupo Fundación San Cebrián desarrolla en la provincia este proyecto pionero en la Comunidad, impulsado desde la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta

Casi 200 pacientes de paliativos confían en INTecum - Foto: Sara Muniosguren

Ofrecer a los palentinos con una enfermedad en fase avanzada o terminal los apoyos necesarios para que puedan seguir viviendo en el entorno que ellos elijan en la recta final de su ciclo vital, principalmente al calor de su propio hogar, rodeados de los suyos. Ese es el germen con el que se implantó en la provincia hace tres años (el convenio se firmó en noviembre de 2018, aunque hubo que esperar hasta febrero de 2019 para atender el primer caso) el programa INTecum, un proyecto piloto de la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León, con la implicación directa de la Fundación San Cebrián, en el que han confiado en este tiempo 198 ciudadanos, una media de cinco al mes, de los cuales el 72,5 por ciento decidió morir en su domicilio.


Un aliado para los enfermos y para sus familias en un momento delicado en el que tienen que abordar un complejo cúmulo de circunstancias que implican cuidados sanitarios, disponer de la información adecuada y contar con los apoyos suficientes para mantener la autonomía y la participación social. Todo ello al abrigo de este programa que promueven las Consejerías de Familia e Igualdad de Oportunidades y de Sanidad, en coordinación con el Ayuntamiento de la capital, la Diputación, San Cebrián como operador principal (miembro de Plena Inclusión) y el apoyo logístico, cuando hay posibilidad, de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).


El programa, que se desarrolla dentro de  la estrategia de apoyo a las familias que se promueve desde la administración autonómica, tiene una gran aceptación entre los vecinos del medio rural. De hecho, el 59 por ciento del total de usuarios, 117, residen en algunos de los 190 municipios de la provincia, mientras que el 41 por ciento restante, 81, tienen fijado su domicilio habitual en la capital.


Analizando uno a uno los Centros de Acción Social repartidos por la geografía provincial, el que más volumen de usuarios aporta es el de Venta de Baños-Dueñas, con dieciséis, seguido del CEAS de Paredes de Nava-Villada, con doce, y los de Guardo y Herrera de Pisuerga-Alar del Rey, con once cada uno. Completan el listado los CEAS de Baltanás-Torquemada (diez), Aguilar de Campoo (nueve), Villarramiel (nueve), Astudillo-Frómista (siete) y Saldaña, Cervera de Pisuerga-La Pernía y Carrión de los Condes-Osorno, que cierran la lista con cinco personas atendidas en cada centro.


Por municipios, Guardo lidera el ranking con ocho inscritos en el programa. Completal el top 5 Aguilar que tiene siete, Grijota cinco y Venta de Baños y Torquemada  cuatro. Con tres usuarios figuran en la lista los ayuntamientos de Carrión de los Condes, Alar del Rey, Herrera de Pisuerga, Villarramiel y Dueñas.


Con esto se consigue, en palabras de la directora general de la Fundación San Cebrián, Eva del Río, «ofrecer las mismas oportunidades en el medio urbano y rural». Pone, como ejemplo, a un ciudadano de la Montaña Palentina que, sin este programa, «no tendría más remedio en condiciones normales que ingresar en la unidad de paliativos de San Telmo». Eso conlleva, añade, «movilizar» a todo su entorno y cambiar la rutina del enfermo en el que es, sin duda, el momento más delicado de su vida.


SERVICIOS PRESTADOS

INTecum tiene como finalidad actuar mediante un proceso sociosanitario integrado de forma proactiva desde el momento de la inclusión de una persona con enfermedad en fase avanzada o terminal en el proceso asistencial integrado de cuidados paliativos, proporcionando los apoyos que precise para que pueda permanecer en el hogar elegido con garantías de calidad y seguridad, ofreciendo un acompañamiento respetuoso y fomentando la participación social activa. 


INTecum proporciona apoyo a todos los niveles para ayudar a la persona a afrontar el deterioro ligado al proceso de la enfermedad, facilita las adaptaciones del hogar y ayudas técnicas que se precisen para promover su autonomía y autocuidado y dota a los cuidadores de los conocimientos suficientes para manejar cualquier tipo de situación que se les pueda presentar. De igual forma, presta atención integrada a la persona cuidadora ofreciéndole períodos de descanso, trabajando la corresponsabilidad de otros profesionales y favoreciendo la creación de grupos de cuidadores, amén de acompañamiento en el proceso del duelo.


Lo más demandado, hasta en 66 ocasiones, han sido las camas articuladas. En 59 ocasiones se han solicitado colchones antiescaras, 32 usuarios han necesitado cojines antiescaras, 16 personas requirieron una silla de ruedas y  otras 14, andadores y sillas para la ducha y el WC. Nueve personas solicitaron un cubrecolchón antiescaras y el mismo número una banqueta con respaldo. Entre las peticiones también figuran sábanas de transferencia con asas, lavacabezas hinchables, discos de transferencia, asideros autoinstalables, barras auxiliares para la cama y arneses.


¿El objetivo? Apoyar a la persona para dirigir su propio proyecto de vida con los medios que necesite para permanecer en el domicilio que elija, «con garantías de calidad y seguridad», en la etapa final de la vida, explica Del Río, quien destaca que el servicio ha obtenido una puntuación por parte de los usuarios de 9,5 sobre 10 a tenor del estudio que ha realizado la Universidad de Valladolid.


PERFIL DE LOS USUARIOS

El perfil de los inscritos en el programa responde al de una persona en situación de cuidados paliativos, y es ella la que tiene siempre la última palabra. Así lo confirma Eva del Río, quien manifiesta que todos cuantos se incorporan al proyecto «lo hacen de forma voluntaria» y, una vez que están adheridos al mismo, «ellos deciden absolutamente todos los apoyos, porque todos los casos se resuelven de manera individualizada. Cada persona tiene unas necesidades en su proyecto de fin de ciclo, y nosotros intentamos dar respuesta a todas ellas».


INTecum no entiende de edades, aunque predominan los ancianos, con una edad media que roza los 80  años (76,69): 78,01 las mujeres y 75,92 en el caso de los varones. No obstante, el usuario más joven que entró en el programa apenas superaba la veintena, 22 años para ser más exactos, y el de mayor edad tenía 98. El 64 por ciento del total (126) eran hombres y el 36 por ciento restante (72) mujeres. Por otro lado, la unidad media de las familias es de 2,6 convivientes, mientras que el 20 por ciento vivían solos. 


Gracias a la atención que se les presta, y según la información que manejan los expertos, «los usuarios suelen evolucionar de manera rápida», por lo que, insisten, «la respuesta debe de tener una gran flexibilidad y versatilidad para ser eficaz en el acompañamiento de la persona enferma y de la familia que garantice una vida con sentido». Esta respuesta llega en un tiempo récord de entre 24 y 48 horas desde que el usuario hace una petición hasta que se le brinda el servicio requerido.


Una atención que no solo se centra en el enfermo o la persona mayor, sino que también se extiende a su entorno. Y es que el programa es un apoyo al afectado, pero también a su entorno familiar más inmediato «en un momento crítico en el que los allegados necesitan poco papeleo y una respuesta rápida», expone Del Río. En resumidas cuentas, sobrellevar la situación de la mejor forma posible sin tener que estar preocupados por otros factores externos o depender de ellos. 


CÓMO FUNCIONA

Cada adhesión se plantea acorde a las necesidades del usuario y es una gestora de casos (hay dos, Susana Martínez y Abigail Azpeleta), quien acude al domicilio del solicitante para presentar el programa y hacer una evaluación inicial del hogar en lo que a seguridad, higiene o elementos arquitectónicos se refiere. Ahí es donde se plantea, por ejemplo, las horas que precisaría un asistente personal, la necesidad de adaptar la casa, instalar una cama articulada o adquirir una silla de ruedas, por citar algunos casos prácticos.


Según destaca Del Río, «vemos cuáles son las necesidades de cada persona y actuamos en consecuencia». Estas necesidades incluyen todos los apoyos imaginables, incluso visitas al notario para dejar constancia de sus últimas voluntades. «Todo lo que se precise para cumplir con los objetivos del proyecto de vida de cada persona, sean estos los que sean. Lo que importa es su bienestar y respetar, en todo momento, su voluntad», puntualiza.


INTecum no solo se centra en el bienestar físico, también en el psicológico, pues la salud mental y las emociones «también juegan un papel decisivo en la recta final de la vida de una persona». Esto incluye apoyo espiritual o emocional y, en muchas ocasiones, simplemente una persona de confianza (la asistente personal) con quien conversar o compañía para estar en casa, cocinar, hacer las tareas o salir a dar un paseo.


El precio del servicio depende de la capacidad económica de cada familia, según el sistema de copago establecido por la administración regional. Esto se traduce en que muchos usuarios no hayan tenido que pagar nada. En cualquier caso, el precio nunca es demasiado elevado.


EMPLEABILIDAD

La puesta en servicio de este novedoso proyecto se traduce también en creación de empleo rural, principalmente femenino, otro valor añadido para esta iniciativa que ha dado trabajo a veinte mujeres, más de la mitad de ellas de la provincia. Y es que, según los datos facilitados por San Cebrián, el 65 por ciento de las asistentas personales residen en los pueblos y el 35 por ciento restante en la capital.


En total, se ha contratado a una veintena de mujeres, un número que fluctúa según los casos activos en cada momento. Y es que constantemente se producen nuevas altas y bajas en el sistema.