Más presos por violencia de género que por homicidios en CyL

David Alonso
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Los 367 reos acusados de este delito, la cifra más alta de la historia, son el tercer grupo más grande de las prisiones de Castilla y León, y duplica los 160 que había en la región en 2015

Un furgón policial entra en el centro penitenciario de Burgos. - Foto: Alberto Rodrigo

Una de cada diez personas encarceladas en las prisiones de Castilla y León cumple condena por violencia de género. En total, a principios de julio de este año, las ocho cárceles de la Comunidad albergaban 367 reos que dieron con sus huesos entre rejas por atentar contra las mujeres, convirtiéndose en el tercer grupo más importante de presos de la región, solo por detrás de aquellos que cometieron delitos contra el patrimonio y el orden (1.400) y contra la salud pública (578). De hecho, Castilla y León ya tiene más presos por violencia de género que por homicidios y asesinatos (335) o que reos que han atentado contra la libertad y la indemnidad sexual (335), según los datos que facilitados por Instituciones Penitenciarias, dependiente de Interior, a este periódico.

Una cifra que supone el récord histórico de personas encarceladas por violencia de género en la Comunidad y que viene de la mano del repunte de denuncias de las mujeres hacía sus agresores, y de una mayor concienciación social. De hecho, los 367 presos suponen casi más del doble de los 160 que había en 2015 o los 173 que había en 2009, según los datos que maneja el Ministerio del Interior.

Sin embargo, se trata de cifras muy volátiles ya que la mayoría de los internos por violencia de género, el 69%, pasan menos de cuatro años entre rejas. Según el informe ‘El delincuente de género en prisión’, algo más de la mitad, el 59% cumple condenas inferiores a tres años, algo que desde el Ministerio reconocen que «limita la intervención terapéutica en régimen ordinario con el programa actual, cuya duración media es superior al año». Unos delitos que suponen, en muchos casos, la puerta de entrada a la cárcel para los agresores, ya que el 55 por ciento de los internos son es la primera vez que pisan una cárcel. 

En lo que va de año, una mujer ha muerto en la región a manos de su pareja, en una residencia de León, pero los crímenes de género dejaron en 2018 otras víctimas como Silvia Plaza, la burgalesa de 34 años asesinada de una paliza por su expareja en la calle, o la leonesa María Isabel, de 63, cuyo marido, del que se estaba separando le pegó dos tiros. De hecho, recientemente una mujer tuvo que ser operada de urgencia después de que su pareja la acuchillase en Salamanca.

Reinserción

El paso de los agresores de género por la cárcel tiene, como fin último, la reinserción y reeducación de estos para que, una vez vuelvan a convivir en sociedad, no muestren las mismas conductas violentas hacia las mujeres. Una reincidencia que en su día estudió el exjefe superior de la Policía Nacional en la Comunidad,Jorge Zurita, que en su tesis ‘Violencia contra la Mujer; marco histórico evolutivo y predicción del nivel de riesgo’, analizó durante seis años a nivel nacional el número de hombres denunciados por delitos machistas contra más de una pareja. En total, en seis años contabilizó que 12.337 hombres fueron denunciados por haber agredido a dos mujeres distintas; 973 a tres, y 98 a más de tres víctimas.

Para evitar estas conductas repulsivas, las prisiones cuentan con programas de reinserción para los penados por violencia de género, algo que, según Meritxell Pérez Ramírez, Andrea Giménez-Salinas Framis y Manuel de Juan Espinosa, autores del estudio ‘Reincidencia de los agresores de pareja en penas y medidas alternativas’, elaborado para el Ministerio, «resulta eficaz para reducir la tasa de reincidencia de los agresores de pareja». 

En su estudio analizaron a 678 agresores de pareja que estuvieron en programas de reinserción, de los cuales, únicamente 46 tuvieron una nueva denuncia por violencia de género en los cinco años siguientes. Por otra parte, para evitar que éstos vuelvan a maltratar, recomiendan «potenciar una mayor supervisión y control de agresores de pareja en los primeros dos años tras el tratamiento», periodo donde los reincidentes volvieron a violentar a sus parejas o exparejas.