«La cultura no se merece un 21 por ciento de IVA»

Raúl González Casero
-

Pese a la imagen, Moncho Borrajo no viene en burro al Teatro Ortega, donde actúa hoy (22 horas) y mañana (19 horas) con su nuevo espectáculo: 'Moncho Panza'

Dispuesto a disfrutar del fin de semana en Palencia, puesto que actúa esta noche a las 22 horas y mañana a las 19 horas, vuelve usted a una ciudad que le quiere y le mima.

Volver a Palencia siempre es un placer, aunque un poco triste desde que ya no está una persona que yo quería mucho, Osmundo Margareto, el que fuera director del teatro. Pero contento de todas maneras. Yo conocí el Teatro Ortega antes de arreglarlo y, por supuesto, después. Siempre que voy ahí me siento muy feliz. Cuando actúo, suele venir a verme la que llamo yo mi niña favorita, esa atleta maravillosa que tenéis, con su cinta rosa, aunque cuando va a verme no lleva la cinta rosa (risas). Además, vengo con mi nueva obra, Moncho Panza, que representa a un personaje de Castilla, aunque sea de La Mancha, y es muy familiar.

Presenta Moncho Panza como el cierre de la trilogía que empezó hace cuatro años para rendir pleitesía a grandes historias clásicas. ¿Han sido los referentes literarios para usted?

Por supuesto. Primero fue Golfus Hispanicus, después Yo, Quevedo y ahora esta. El monólogo de Marco Antonio ante la muerte de Julio César en el teatro es fundamental. Quevedo para mi representa el símbolo de la libertad y la literatura hecha con conciencia social y El Quijote es nuestra literatura más internacional pero con una condición muy bonita, y es que Sancho empieza siendo uno más, casi un burro, y termina siendo el protagonista de la historia.

Cuéntenos lo que se pueda desvelar de su espectáculo

Es una tercera parte de El Quijote que yo me he inventado y consiste en que Don Quijote ha muerto y el protagonista es Moncho Panza, tataratataranieto de Sancho Panza, que le cuenta al espíritu de Don Quijote lo que está pasando hoy en día y este se sorprende. Es un espectáculo muy tierno. Es cierto que el anterior, el de Quevedo, era más antimonárquico y radical, pero este es muy cariñoso.

Después de 44 años por los escenarios de toda España, ¿dónde está el secreto para seguir triunfando?

Creo que es la honradez, el ser coherente con uno mismo, no cambiar de chaqueta y ser valiente. Me han llegado felicitaciones de Australia y Estados Unidos diciéndome esto, pero en realidad yo no soy valiente sino que digo lo que pensamos todos, que la cultura no se merece un 21% de IVA y que se están riendo de nosotros. Hay gente del pueblo llano que me dice: «Moncho le he visto y dice usted lo que yo pienso pero que yo no sé explicar». Y no ofendes a nadie porque la verdad no ofende. Tendrá que sentirse mal el ladrón que roba. Después de tanto tiempo yo me siento muy querido en la calle porque soy uno más.

¿Qué le aporta el teatro para que siga después de tantos años?

Algo fundamental que no tiene la televisión ni el cine: el contacto directo con la gente. El alma que tiene el teatro es un frontón donde todo lo que digas te rebota del público.

Se muestra usted muy crítico en las redes sociales con los políticos de nuestro país. ¿Hasta qué punto influye la política en este espectáculo?

En este he quitado mucha política porque la gente está harta. La verdad es que es un problema cuando la gente ve normal que te roben. Cuando uno se acostumbra a esto estamos en un proceso de decadencia y falta de honradez preocupante. Tenemos otro problema y es que no enseñamos en la escuela lo importante que es nuestro país arquitectónica, cultural, gastronómicamente... ¿Cuántos españoles conocen el románico de Palencia? ¿cuántos saben que la catedral de Palencia es la Bella Desconocida? Cuatro palentinos y cinco amigos, esta es una cruel realidad. Que un niño castellano no conozca toda su arquitectura y valores da mucha pena. Sin embargo, conoce la Coca Cola y el McDonald’s. Les ves por la calle con sudaderas de la Universidad de Illinois o de Massachusetts y les da vergüenza ponerse una de la Universidad de Valladolid o de Alcalá de Henares. Es una falta de conocimiento en tanto en cuanto la cultura se convierte en chicle y pizza.

Intentemos subir la moral de nuevo, que viene a Palencia a sacar una sonrisa a los palentinos. ¿Qué tal le ha tratado este público en otras ocasiones?

Hay que reconocer que la gente de Palencia y Castilla y León son más secos que los andaluces y, como en Palencia se conocen todos, al principio les da un poco de reparo que la vecina les vea reírse pero enseguida se desatan la faja y se parten de risa. A mi siempre me acogen de manera excepcional.

Después de la cita de hoy y mañana con Palencia, ¿dónde le podremos ver?

De aquí marcho a Valladolid, Orense y a recorrer España, con el baúl de la Piquer a mi lado y con mi bolsito de mano.