Arte en hierro

A. Benito
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En su padre tuvo a su mejor maestro, pero con el paso del tiempo José Castrillo ha logrado hacerse un hueco en el mundo del arte. La música, los cómics y la naturaleza son su inspiración

Arte en hierro

Todo empezó hace 20 años con unos cursos de soldadura y calderería en León. «Vi que lo de las centrales térmicas no era lo mío, y por eso empecé a trabajar en el taller de alfarería y forja que mi padre tenía junto a otro socio», explica José Castrillo, que en aquel momento se dio cuenta de cuánto le llamaba el hierro y lo que podía hacer con él. 


«Principalmente, nos dedicábamos al mobiliario, la cerrajería, las puertas y las verjas, aunque siempre con ese toque inconfundible basado en los nudos y los retorcidos», continúa este artesano del metal que, con el paso del tiempo, empezó a buscar formas «más homogéneas y personificadas». 


No es fácil dedicarse al arte, tampoco para este herrero guardense que, a base de constancia y dedicación, ha logrado hacerse un hueco en el mundillo. «Así es la vida del autónomo, hay que sobrevivir cada día y agarrarse a lo que hay», explica Castrillo, cuya filosofía es clara: «Detrás de un artista tiene que estar la sombra de un oficio».


Golpe a golpe, utilizando la fuerza del fuego para «retorcer  el hierro y transformarlo en lo esencial», el artista norteño ha desarrollado una obra inspirada en lo cotidiano, influenciada por la música y los cómics -sus dos grandes pasiones- e imbuida de ese incomparable entorno natural en el que se encuentra su espacio de creación. 


«Montar una tienda en Madrid me sirvió para hacer contactos y abrirme las puertas en el sector, pero el taller siempre ha estado en Tarilonte y, desde hace 12 ó 13 años, la apuesta está aquí», señala el artista a la vez que recuerda el cambio que han experimentado las galerías. «Antes andaban a la caza de talentos y apostaban por ellos. Ahora, todos hacemos de todo y de nada. No hay profesión», asevera. 


En este sentido, José Castrillo es de los que piensan que artista se nace, aunque lo importante es saber desarrollar ese talento utilizando los cauces adecuados. «Creo en la suerte, pero también pienso que hay que buscarla. Un artista tiene que ser constante, creer en su trabajo y tener muy claro que nadie va a llamar a su puerta», advierte este creador de esculturas en hierro que pone afecto a todo lo que hace.


«Recuerdo con especial cariño una serie que realicé hace 15 años con motivo del homenaje a Enrique Urquijo, aunque si tengo que hacer un trofeo para una localidad como Cervera, el esfuerzo es el mismo», continúa José Castrillo, que en su padre tuvo al mejor de los maestros. 


Seguir explorando las texturas del hierro, generar obra para diferentes concursos y ofrecer experiencias de fin de semana a quienes estén interesados en conocer su trabajo son los proyectos en los que está centrado un artista que, aunque todavía no es profeta en su tierra, se está ganando a pulso el reconocimiento de sus paisanos.