Aguilar restituye la memoria del capitán Felipe Matanza

A. Benito
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Unas obras en la fachada de la que fuera su casa obligaron a retirar la placa en honor al capitán y piloto aguilarense. Ahora, vuelve a lucir en el número 13 de la plaza de España

Aguilar restituye la memoria del capitán Felipe Matanza

El 18 de septiembre de 1928, el diario La Nación se hacía eco del homenaje que Aguilar de Campoo rendía al capitán Felipe Matanza, uno de los grandes protagonistas de los inicios de la aeronáutica militar española y último aviador muerto en la Guerra de Marruecos. El acto contaba con la participación de una escuadrilla de ocho aviones del aeródromo militar de Burgos y se concretaba en el descubrimiento de una lápida en el número 13 de la entonces conocida como plaza Mayor (hoy plaza de España), casa donde nació el que también fuera piloto militar de primera categoría, observador aeronáutico militar y jefe del aeródromo de Auámara (Larache). El periodista burgalés José María Alfaro pronunciaba un sentido discurso y, de esta forma, la localidad honraba la memoria de uno de sus personajes ilustres.


Décadas después, unos 80 años aproximadamente, las obras en la fachada del que fue el hogar del capitán Felipe Matanza, obligaban a la retirada de la placa que, gracias a Pedro Sánchez, más conocido en Aguilar como Peri, ha estado guardada a buen recaudo durante todo este tiempo. Hace solo unos días y gracias al empeño de un puñado de aguilarenses comprometidos con su "obligación" de mantener vivo el recuerdo de sus paisanos más ilustres, la lápida volvía a su lugar de origen.


"Se trata de un patrimonio que tenemos que conservar y del que sentirnos orgullosos", apunta Juan José Mangas, sobrino de Peri y uno de los artífices de la restitución de una placa que en su escudo mezcla los símbolos del Ejército de Tierra y las alas de la entonces aún inexistente Fuerza Aérea Española. Este lamenta que personajes como Matanza "sean reconocidos en el exterior y olvidados en su propio pueblo", pero también cree que "hay que seguir trabajando por poner en valor su historia". 

Aguilar restituye la memoria del capitán Felipe MatanzaAguilar restituye la memoria del capitán Felipe Matanza


otros personajes ilustres. En este sentido, Mangas, que también es el representante de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Aguilar, considera que otra de las figuras que deberían tener más relevancia en la localidad norteña es la de Juan Martín, marinero aguilarense que dio la vuelta al mundo junto a Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, y uno de los pocos que logró regresar con vida a España. 


De ahí que en el último pleno municipal, celebrado el pasado lunes, el edil aguilarense planteara esta opción al equipo de Gobierno, al que también recordó que este año se está celebrando el 500 aniversario de esta efeméride. 


Un héroe que recibió la Cruz Laureada de San Fernando. Hijo de Domiciano Matanza y de Adela Vázquez, Felipe Matanza cursa Bachillerato en Santander y sienta plaza en 1907 como soldado de Caballería. Un año después ingresa como cadete en la Academia de Infantería de Toledo y en 1912 recibe su despacho de segundo teniente. Tras iniciar la instrucción de piloto de aeroplano en la base aérea de Cuatro Vientos, el 23 de junio de 1914 asciende a primer teniente de Infantería y, a continuación, recibe su brevet no 62 de los pilotos militares españoles. 


Así comienza una brillante carrera que,  en 1926, acaba por llevarle a zona de guerra como jefe de grupo de Marruecos Occidental. Poco después asume el mando del aeródromo de Larache y del grupo de Breguet XIX, interviniendo en numerosas misiones militares. 


El 4 de julio de 1927 ya no queda más que una kabila rebelde en el sistema que forman los macizos de Hezzana, Tamgaia y Taria. Avanzada la mañana, los aviadores observan que mientras grupos de moros agitan trapos blancos, desde algunos barrancos se sigue abriendo fuego. 


Informado de ello, el capitán Matanza sale como observador y, localizado el grupo enemigo, se encarga él mismo de la misión, bombardeando y ametrallando con un efecto demoledor. Sin embargo, uno de los disparos de la kabila lo alcanza en el pecho y en lugar de regresar al aeródromo, ordena al piloto que continúe hasta soltar la última bomba. Treinta minutos depués toma tierra en Auámara el sesquiplano, llevando a bordo el glorioso cadáver del jefe del grupo.


Matanza se convierte así en el último aviador muerto en la Guerra de Marruecos, que termina tan solo seis días después de su fallecimiento. Su heróico acto hace que, el 6 de noviembre de 1934, la República Española le conceda la Cruz Laureada de San Fernando, mácima distinción militar.