El regreso de Ryo Hazuki

Sara Borondo
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Un buen capítulo para la serie de culto, aunque las dos décadas transcurridas desde Dreamcast se cobran su precio

Shenmue empezó su camino cuando acababa de salir Dreamcast, la última consola de Sega. El juego salió en Japón a finales de 1999 y a Europa llegó a finales de noviembre del 2000. Fue uno de esos títulos que marca un antes y un después gracias a que permitía interactuar con el entorno de juego como si se tratase del mundo real hasta el punto de que cada personaje tenía su propia rutina diaria, los escenarios en sí reflejaban con bastante precisión barrios japoneses, había cambios metereológicos... era un juego de ritmo pausado, para disfrutarlo con tranquilidad y paladear cada momento de la búsqueda del protagonista, Ryo Hazuki, de los asesinos de su padre.
Esa cualidad que los demás juegos tardaron años en reproducir era fruto de la obsesión perfeccionista de Yu Suzuki, quien estaba al frente del estudio Sega AM2. Inicialmente el juego iba a salir para Saturn, pero finalmente Sega decidió que fuese para Dreamcast. El segundo juego, que se lanzó un año más tarde en Dreamcast y en 2003 para Xbox, sirvió para consolidar a Shenmue como juego de culto que los jugadores odiaban o amaban.
Cuando Sega decidió dejar de fabricar consolas para desarrollar solo juegos pareció que se sellaba el destino de Hazuki, ya que la producción de la serie era muy cara y las ventas no fueron tan altas como para justificar una nueva inversión. Los fans de Shenmue no dejaron de pedir durante años un nuevo capítulo y el propio Suzuki lo intentó en varias ocasiones, aunque nadie tenía demasiadas esperanzas de que se convirtiera en una realidad… hasta que durante la conferencia de Sony en el E3 de 2015 Suzuki anunció una campaña de Kickstarter para ver si los aficionados querían de verdad un Shenmue III. En apenas unas horas superó los 1,8 millones de euros fijados como objetivo de la campaña y se recaudaron en total casi 5,7 millones de euros, aunque luego se supo que el desarrollo estaba garantizado gracias al apoyo de Sony. 
Para ir abriendo boca, en 2018 salió una remasterización de los dos primeros capítulos y, hace unas semanas, por fin se pudo jugar a Shenmue III en PS4 y PC (con exclusividad en la Epic Games Store) y controlar a Hazuki. El resultado final no ha satisfecho del todo a nadie, aunque sí ha logrado tocar la fibra de  quienes llevaban más de 15 años esperando un nuevo juego de la serie por los muchos homenajes que les hace. En realidad, es para estos últimos para quienes Suzuki ha pensado el juego, para aquellos que han esperado pacientes la continuación de la búsqueda del asesino del padre de Hazuki. 
Shenmue III se mantiene fiel a su legado y no recurre a las mecánicas ni características de los juegos habituales. Shenmue III no innova, sino que continúa la senda marcada por sus propios pasos. Sigue consistiendo en hablar con otros personajes para investigar e interactuar con el entorno o jugar a minijuegos, mantiene el ritmo lánguido. Algunas mecánicas parecen hoy desfasadas, como los QTE durante los combates, demasiado ásperos. La trama, que comienza a continuación de Shenmue II, tampoco arriesga demasiado aunque logra mantener el interés por ver qué pasa en el siguiente capítulo ya que probablemente el acuerdo con Sony abarque más juegos (Suzuki ya habla de Shenmue IV)
La falta de presupuesto se nota en esos aspectos que llevan a que el juego se perciba algo tosco, como los gráficos, con modelados poco expresivos, pero para los amantes de la serie, esto no desluce el hecho de que Shenmue III ha logrado recuperar el encanto de los dos primeros juegos. 

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