El cierre de taquillas anuncia la nueva gestión ferroviaria

A. Benito
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La medida responde una operación mucho mayor que se hará efectiva en diciembre de este mismo año. A partir de ese momento, Renfe empezará a tener competidores en alta velocidad y larga distancia

El cierre de taquillas anuncia el nuevo modelo ferroviario Foto: Sara Muniosguren

«Es una falta de respeto a los vecinos de la zona», «están excluyendo al medio rural», «nos están abandonando», «siempre nos toca este tipo de loterías». Estos son los comentarios que se escuchan desde hace varios días en lugares como la estación de trenes de Aguilar de Campoo, donde el nuevo año ha traído consigo la suspensión del servicio de venta presencial de billetes. Idéntico regalo les ha caído a los vecinos de Osorno y Guardo. Las tres localidades, junto a otras muchas distribuidas por toda España (en total se habla de unas 150), se han visto afectadas por el proceso de liberalización que se está llevando a cabo en el transporte ferroviario de viajeros. 


Hay quienes consideran que la medida supone un nuevo recorte a los servicios del medio rural, y no cabe duda de que lo es, pero también responde a una operación mucho mayor que se hará efectiva en diciembre de este mismo año. A partir de ese momento, la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles empezará a tener competidores en alta velocidad y larga distancia. De ahí que Adif, gestor de las infraestructuras ferroviarias, haya dejado de ocuparse de la venta de billetes de Renfe en las estaciones. Al parecer, en el año 2017 ya lo hizo en las terminales más grandes, pero aún desempeñaba esa labor en las de menor tamaño. 


Algunos ya han mostrado sus temores ante este cambio. Creen que puede acarrear una contracción en la oferta asociada al abandono de líneas no rentables, así como una pérdida de servicios. Otros, por el contrario, opinan que se trata de una estupenda noticia que derivará en menores precios, una mayor rentabilidad de las infraestructuras y una reducción de los niveles de contaminación. Lo que está claro es que esta transformación, que afectará a toda la Unión Europea, ya se está empezando a sentir en nuestro país.
Según fuentes de Adif, en las 142 estaciones afectadas por esta medida «se vendían billetes de forma presencial, aunque no en todas había taquillas, porque se ocupaba de ello personal del gestor encargado de otras actividades». A partir de ahora, Renfe asumirá esa venta en las estaciones que tengan una media diaria de viajeros superior a 100 y un volumen mínimo de operaciones en taquilla, tal  y como ha señalado la propia compañía a través de un comunicado.


Este anuncio complica mucho la posibilidad de que en Guardo o en Osorno se vaya a recuperar el servicio. En Aguilar, la cuestión permanece en el aire, ya que Renfe ha instalado una caseta con un cartel en el que se puede leer «venta de billetes», pero, por el momento, el espacio está cerrado. No obstante, la compañía ferroviaria ha asegurado que pondrá en marcha próximamente una licitación para adjudicar la venta presencial, aunque no ha concretado en qué estaciones. 


Así, a las quejas de ayuntamientos como el de la villa galletera, que hace algunos días remitió una carta al Ministerio de Fomento mostrando su disconformidad con una medida que «es una gran complicación, sobre todo para la gente mayor», o a las de la presidenta de la Diputación, que ha solicitado una reunión con el presidente de Renfe, se suma el malestar de los viajeros que hacían uso de este servicio en Aguilar, Osorno y Guardo.


Cierto es que muchas personas adquieren su billete antes de llegar a la estación a través de Internet, pero para los habitantes de las localidades en las que, desde el pasado 1 de enero, no existe la venta presencial, este hecho «es un reflejo más de lo poco que importan los pequeños pueblos». 


Otra de las cuestiones que ha enervado a los usuarios de las estaciones afectadas es que las taquillas se hayan cerrado «de la noche a la mañana» y en su lugar se haya colocado un cartel en el que se indican los nuevos canales para la venta de billetes, que ahora son la máquina autoventa, la web de Renfe, el teléfono, la app Renfe Ticket, a bordo del tren, las agencias de viajes y las oficinas de Correos. 


«La gente está enfadada, como es lógico», asegura una de las personas que presta sus servicios como taxista en la villa galletera. «Y calla que los fines de semana está abierta la sala de espera, pero los baños, por ejemplo, están cerrados», continúa a la vez que se lamenta por los puestos de trabajo que, a la larga, podrían perderse.


Por su parte, el sindicato CGT ha criticado el cierre, una medida que, según sus cálculos, afectará a más de 500.000 ciudadanos en toda España. El sindicato acusa a Adif y a Renfe de aplicar «criterios mercantilistas de dudosa rentabilidad» que, en su opinión, «sirven para cuadrar los números contables, pero sumergen en el abandono a miles de personas y agravan el problema de la España vaciada». 


Según CGT, «las medidas adoptadas tendrán consecuencias importantes en el número de puestos de trabajo y se traducirán en la precarización de las estaciones».


LIBERALIZACIÓN. El proceso de liberalización de la alta velocidad española responde a una directiva europea que establece que el 14 de diciembre de 2020 tiene que quedar liberalizado el transporte ferroviario de viajeros en todo el viejo continente. 


Por el momento, solo han salido al mercado los tres corredores más rentables (Madrid-Valencia, Madrid-Barcelona y Madrid-Sevilla), pero los operadores que tengan interés en entrar en el resto de líneas podrán hacerlo en un futuro. De esta forma, Adif recibirá más ingresos por cánones, mientras que Renfe verá cómo merman sus ingresos. 


Con respecto a los consumidores, se verán beneficiados por una oferta mayor y por un abaratamiento de los billetes, aunque eso dependerá de cada empresa. Por el momento, seis operadores han mostrado su interés en el proceso: Renfe, un conglomerado formado por Ilsa y la italiana Trenitalia; la francesa SNCF; Motion Rail (formado por Talgo, Globalia y el fondo Trilantic); una dupla compuesta por las concesionarias Globalvía y Moventia y la firma andaluza Eco Rail. En el futuro, sin embargo, podrían sumarse más empresas.


Renfe, eso sí, mantendrá el monopolio en los servicios de cercanías y regionales convencionales, al menos hasta 2026. Esto se debe a que estas líneas, que transportan muchos más viajeros, son consideradas servicios públicos.

El cierre de taquillas anuncia el nuevo modelo ferroviario
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