Un viaje a través de bellos paisajes

Rubén Abad
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Arecio Llorente presenta su nuevo libro, 'Páramos bucólicos de Fresno del Río', en el que hace un repaso por los parajes naturales con más encanto de la localidad norteña

Un viaje a través de bellos paisajes

Arecio Llorente propone en cada uno de sus libros un viaje retrospectivo por su Fresno del Río natal. Lo hizo ya con su primera obra, Los molinos harineros y del oilo de Fresno del Río (2015) y después en El Río Carrión hasta, y por Fresno del Río (2016) y en El Soto de Fresno: Un paraíso perdido (2017), y lo vuelve hacer con su nuevo trabajo: Páramos bucólicos de Fresno del Río.
En esta ocasión, los grandes protagonistas de sus casi 200 páginas son los parajes naturales repartidos por el término municipal, con apartados reservados para los humedales, el páramo, la flora o las urces. También hace un repaso por la fauna doméstica, el ganado caprino o el rebaño de oveja churra.
«Hay quienes huyen de sus recuerdos. Pero yo los busco y salgo a su encuentro, pues es como si volviera a revivir el pasado, máxime si fue placentero. Hasta pienso que es un ejercicio rejuvenecedor», comparte Llorente en la presentación del libro. «He pretendido historiar y relatar, no novelar, la vida y actividades de los fresnenses en los páramos poblados de brezos para que los vecinos del pueblo no se olviden», continúa.
‘LA PRIMERA CARRETERA’. Uno de los capítulos que más llaman la atención, por las curiosidades y anécdotas que en él relata, es el que lleva por título La primera carretera, en relación a la construcción y evolución de la CL-615 (Palencia-Guardo). Según relata el autor, haciendo referencia al cronista guardense Jaime García Reyero, salió a información pública hacia el año 1900 y finalizó en 1903 con un coste de 145.450 pesetas de la época (poco más de 874 euros). Esta vía conectó con el exterior a los pueblos de la comarca, que hasta entonces se tenían que conformar con caminos de tierra, y supuso la creación de nuevos puestos de trabajo.
Nacían así en las inmediaciones de Fresno las figuras del picapedreiro o el peón caminero, encargados de su construcción. Capas y capas de piedra se fueron sobreponiéndo en los años sucesivos, hasta que se asfalto por vez primera a mediados del siglo XX. «En paralelo, se puso en servicio el primer autobús que conectaba Guardo con Palencia, en el año 1948 de la mano de la empresa AJA», relata.
EL AUTOR. Llorente cursó Humanidades y Filosofía en Pastrana (Guadalajara), Arenas de San Pedro (Ávila) y Consuegra (Toledo). En 1964 comenzó a trabajar en la fábrica de automóviles Karmann en Osnabrück (Alemania) y un año después regresó a España, concretamente a Vizcaya, a la multinacional americana Federal Mogul.
Se jubiló en 1998 en el año 2000 volvió a su Fresno natal «a vivir y fotografiar la naturaleza», una de sus grandes pasiones. Es un gran viajero, que ha visitado más de una treintena de países, aunque siempre regresa a la provincia. Para conseguir el libro, puede contactar en el 669024950.

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