Editorial

Sánchez encuentra la imagen, pero le queda fortalecer el fondo

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La fotografía que este viernes se hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con los líderes sindicales de UGT y CCOO, Pepe Álvarez y Unai Sordo, y sus homólogos empresariales de CEOE y Cepyme, Antonio Garamendi y Gerardo Cuerva, respectivamente, era la que Moncloa buscaba para escenificar ante Bruselas que el trabajo de reactivación económica se hace en consonancia con los agentes del diálogo social. La fotografía tiene su valor, especialmente después de las discrepancias que la patronal demostró en el seno de la mesa de negociación tras el pacto del PSOE con Bildu para derogar la reforma laboral. Pero valorando esta imagen como la forma, donde hay mucho camino que recorrer es en el fondo, ya que se están apuntalando varios hitos con un equilibrio cada vez más complejo y tambaleante. Cualquier paso en falso puede desmoronar la estrategia de Moncloa. El equilibrio está resultando demasiado frágil, especialmente por la falta de sintonía con el PP. Algunos gestos de la fotografía, como la presencia de los empresarios, se acercan más bien al compromiso por el interés general. Otros, como la discusión sobre la subida de impuestos, son la constatación de la carencia de afinidad.

Todo esto se agrava con la sensación ya instalada en la sociedad de que España está siempre peor que el resto de los países vecinos, o que los otros están siempre más preparados para hacer frente a las adversidades, y que nos queda el consuelo y la resignación de la compasión internacional como único argumento para seguir. Y esta percepción dificulta el crecimiento, cuando hay que seguir trabajando y consolidando pilares básicos para una sólida reconstrucción con soluciones ingeniosas y sin cargar más sobre el contribuyente medio los esfuerzos de recuperación, ya que puede llegar a provocar una contracción de tal índole que desmonte todo el sistema. 

Está claro que estamos ante unos ejercicios económicos complejos en los que hay que volver a equilibrar cuentas, y sólo existen dos vías, la de los impuestos, la más cómoda y menos ingeniosa, o aplicando mayor control sobre el gasto, evitando excesos innecesarios que dilapidan millones de euros en inversiones improductivas. Esa vía permite avanzar en una verdadera reconstrucción y lograr el «crecimiento sólido, inclusivo y sostenible» que ayer firmaron gobierno y agentes sociales. Todo ello se puede aderezar con impulsos a referencias como la digitalización y la innovación empresarial, la formación para contar con un capital humano más profesional o la economía circular, que se ha de convertir en una constante de todos los procesos productivos en nuestro país para ser verdaderamente competitivos.