Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Pues... ¡es lo que hay!

25/10/2021

Dicen que soñar no cuesta nada, y es verdad, lo malo es que para poder soñar primero hay que dormir y eso, en la actualidad, cuesta mucho conseguirlo. Reina una intranquilidad que quita el sueño, porque no salimos de una y nos metemos en otra...
En las tertulias y los comentarios vigentes, se gira mucho en torno al tema de la tercera vacuna. Y por ejemplo: -Pues yo, no sé si me la pondré, si me obligan no tendré más remedio, pero si con dos, lo pasé mal, porque tuve muchos dolores musculares... malestar general... ahora, con otra, y demás la de la gripe que me pongo todos los años... ya serían cuatro, y tomo pastillas para la tensión.... Y mi marido que padece del corazón y lleva un tratamiento... ¡bueno, bueno... que yo creo que la tercera no nos la ponemos...! -¡Pues... es lo que hay!. Y todo ello entre mascarillas, geles, distanciamientos y precauciones. Pero nada, nadie tiene la culpa, son cosas que nos depara el destino, hay que saber afrontarlas, y 'tirar palante'.
Los negacionistas, con sus desrazones, lo tienen clarísimo, e intentan convencerte comiéndote el coco con peroratas en las que sí, al menos a mí me dejan la mosca tras la oreja, porque no se puede negar que la mayoría son muy elocuentes. Mejor será no prestarles demasiada atención, porque si ya cavilamos asumiendo decretos, y nos metemos en más cavilaciones, tendrán que inventar vacunas para el 'coronatitubeo'. 
Demos un giro de miles de grados y pensemos en los 'deshabitantes' de La Palma, donde, igual que todo el planeta, tendrá encima su pandemia correspondiente, y además la terrorífica situación de ver arder sus casas sin poder hacer absolutamente nada más que llorar, e intentar salvar el colchón y el retrato de boda. Una situación espeluznante. También pienso mucho en la actitud y el enfoque que tendrán que adoptar los maravillosos allegados de los damnificados a la hora de cobijar en sus casas, todavía en pie, pero sin garantía de firmeza, a seres queridos, buscando huecos, espacio y dando ánimo dentro del desánimo. Y todo ello con las correspondientes limitaciones de distancias... niños corriendo por las casas por no poder asistir a colegios... economía en ruinas...
Queridos Campeones, en Castilla os recordamos continuamente. Y por mi parte, recibid un abrazo repleto de admiración y solidaridad. ¡Ánimo, ánimo, y muchísimo ánimo! Sí, porque el asunto, pinta muy, pero que muy... pistonudo. Y... hay tema para rato.

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