Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Aluvión de víctimas

06/11/2020

Necesitamos repoblarnos de humanidad, sentirnos vivos frente a tantas inútiles contiendas, verdaderamente destructivas y desoladoras. Sólo hay que ver el aluvión de víctimas de guerra, ya no únicamente en términos de muertos y heridos, de pueblos derrumbados y de medios de vida truncados, comenzando por nuestro propio hábitat, un medio ambiente cada día más castigado por aguas contaminantes, por cultivos quemados, por bosques talados, suelos envenenados y animales sacrificados, entre la multitud de mártires indefensos, que meramente buscan salir de la ruina y de las batallas, convivir con la ilusión de poblar el entorno y difundir en ella los ánimos de lo armónico. Ojalá aprendamos a conversar. La consideración de unos hacia otros ha de ser fundamento de cualquier otro derecho. 
Por encima de todo, hace tiempo que me digo a mi mismo que quiero ser el artífice de mi vida, no la víctima de estos nefastos pedestales interesados que nos llevan a la deriva de todo. No olvidemos que la clemencia es el principio del buen tino, y el respeto por los que viven a nuestro lado el mejor tono; junto a esto habita la primera condición para saber vivir, un timbre imborrable de comprensión. Esto sí que es una gran lección para llevar a buen término.
Desde luego, la primera víctima de este desconcierto viviente, lo ocasiona el pudiente guión de la hipocresía, que hace tiempo que se ha tragado el espíritu de la autenticidad. Sin duda, continúa siendo el colmo de todas las maldades. Contribuye a que todo se contamine por la vicio de la mentira. Hoy más que nunca echamos en falta biografías reales de vidas francas y sinceras. Sea como fuere, no podemos pros proseguir cultivando la indiferencia en nuestro paso existencial, se nos requiere humanamente para socorrer un soplo de verdad, para hacer un mundo más justo, liberador de todos los miedos, pues ya está bien de torturarnos entre sí, de ser dominadores en vez de solidarios, que es lo que realmente nos fraterniza, frente a mundanos lenguajes que nos esclavizan. eguir cultivando la indiferencia en nuestro paso existencial, se nos requiere humanamente para socorrer un soplo de verdad, para hacer un mundo más justo, liberador de todos los miedos, pues ya está bien de torturarnos entre sí, de ser dominadores en vez de solidarios, que es lo que realmente nos fraterniza, frente a mundanos lenguajes que nos esclavizan.