Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Nacer

27/07/2021

Reconozco que me encantan esos batalladores espíritus poéticos, como aquellos eternos cultivadores del verbo y la palabra, que se muestran en cada paso con pensamientos nuevos, auténticos y cargados de esperanza. Sin embargo, me cansa este ánimo mundano que todo lo reduce al interés, puesto que lleva consigo un afán corrupto, que practica la destrucción de sí mismo y la de los demás, mientras camina sin horizontes, porque es incapaz de mirar las cosas desde muchos puntos de vista. Por tanto, no hay que tener miedo a nacer de lo alto cada día, a fundirse con lo armónico, a batallar con lo místico. Lo nefasto es caer bajo, agarrarse a un espíritu enjaulado, desmemoriado, que olvida sus vínculos y hasta su propia historia. No hay mejor desarrollo que el respeto dentro de un soplo de franqueza. Jamás lo olvidemos.
Sin camino, desmembrados de ese aliento liberador interno, es evidente que tampoco tenemos horizontes claros. Un sistema como el actual, cegado por el poder, que no siente por nada ni por nadie, acaba destruyéndose a sí mismo. Ojalá aprendiésemos de los poetas, de esos seres que anidan sueños, porque saben escucharse y verse, oírse con el fermento de la inspiración. O de esos deportistas entregados a mostrar lo que es posible, con determinación, entrega y disciplina. Como ha dicho el líder de la ONU, «el espíritu olímpico saca lo mejor de la humanidad: trabajo en equipo y solidaridad, talento, tolerancia, nos inspira y nos unifica en tiempos difíciles». Así es. No se trata de ponernos zancadillas unos contra otros, sino de caminar juntos hacia ese justo porvenir que todos nos merecemos. Ojalá aprendamos a discernir los vientos y a salir de este espíritu vulgar que nos deshumaniza por completo. 
En consecuencia, cualquier respiro temporal nos va a venir bien para repensar sobre nuestro andar por aquí abajo. Precisamente, ahora me viene a la memoria, el «corramos unidos hacia ese futuro», que exhortó António Guterres hace unos días, con el tradicional llamamiento a la tregua olímpica, que busca silenciar las armas durante este tiempo, a través de los valores educativos del deporte.