Dionisio Lamas Muñoz

Tribunal Libre

Dionisio Lamas Muñoz


Democracias luminosas

08/02/2021

De los hombres y mujeres que portan un bagaje colmado y rico en cultura y espiritualidad, nacen las democracias luminosas, cuyos gobernantes ofrecen todos los días el tiempo y las horas para alcanzar el progreso y la prosperidad de sus naciones; ofrecen sus mayores esfuerzos para lograr el bienestar y la felicidad de las personas y de las familias; su entrega, para procurar que la convivencia y el respeto sean norma vital de todos cuantos habitan en la misma nación; su esmero para que el humanismo cristiano, esté presente desde la concepción del ser humano, y hasta la entrega en paz del espíritu al Creador.
Por ello mismo la persona humana, no puede perder su dimensión intelectual y cultural, cuando alcanza sus ilusiones en las que ha puesto: abnegación, esfuerzo, privaciones, y sacrificios. Su camino de formación en el camino de la sabiduría debe de continuar hasta el último aliento, hasta el final de la vida, como aportación individual al engrandecimiento de la sociedad, lográndose de esta manera seres humanos y gobernantes cultos, de temperamentos sosegados, pacíficos y consecuentes con sus obras, sus palabras y sus hechos.
Solo desde la amplitud de horizontes y en el contexto del conocimiento, el hombre y la mujer encuentran el sentido del mayor respeto, y de la libertad comedida en favor de sus semejantes.
En las democracias luminosas cada persona y cada gobierno, tiene la obligación de hacer que la sociabilidad sea el principio de una educación consciente y responsable, en todo instante y en cada comportamiento individual o colectivo.
Para lo cual, deben actuar a la vez en la integridad psicológica de la persona, tanto la vasta extensión de sus conocimientos, como la dimensión religiosa humana y espiritual del Evangelio, que da la liberación frente a la esclavitud.
En tales democracias, los objetivos de los gobiernos son los de centrarse en el núcleo de los cuatro pilares fundamentales: educación y formación, garantizada, en libertad y del mayor nivel; salud desde el origen de la vida hasta el ocaso; trabajo para que la persona tenga una vida digna y honrosa, y justicia imparcial, evitando la confrontación y animando las soluciones que ofrece la mediación pacífica.