Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


El panorama

06/12/2022

Los datos y las situaciones han de hacernos sentir más solidarios. En 2023, y según el Panorama Humanitario Mundial, 45 millones de personas de 37 países corren el riesgo de no poder salvaguardarse dinámicos, a causa del hambre, mientras otras gentes derrochan los recursos. Por eso, es esencial alcanzar un camino de aproximación, debido a la unidad en la diversidad y al testimonio natural de que nuestro propio linaje se mantenga resistente y hacendoso en sus vínculos, dando continuidad a la especie, redescubriéndonos y cultivando la auténtica sencillez del afecto. Sólo así, podremos dar aliento a nuestro itinerario viviente, con un renovado contexto productivo que nos de miradas nuevas y pasos efectivos en nuestro camino de concordia.
Seguramente tendremos que vivir menos para nosotros y más para los demás, tomando conciencia sobre la importancia de mantener unos ecosistemas sanos, junto a un bienestar humano que pueda saciar su sed de interrogantes. Hay que custodiarse en forma como sea, lo subrayo. Necesitamos salir de nuestro encierro de intereses, postura tremendamente egoísta que nos impide llegar a ser ese poema celeste, que es el que nos acrecienta la substancia alegre de nuestros corazones. No al poder que nos aborrega y domina, bajémonos de los pedestales y encendamos el fuego del querer, que es lo que realmente nos hace ser fructíferos e inagotables. La felicidad en suma, no se trata de poseer o de convertirnos en alguien, no, la verdadera placidez surge de conservarse en acción, arriesgando juntos y con la alegría del auténtico compromiso en las manos unidas y el consabido descanso en las pupilas.  
Al suelo por el que caminamos le pasa lo mismo que a nosotros, si lo alimentamos también nos alimentará, como si cultivamos la cultura del abrazo, nadie se resistirá a abrazarnos. Todo se reconstituye, volviéndose más abundante, en donación, con consecuencias directas sobre el ser humano; lejos de una vida embobada en los vicios y embotada en el consumo, que es lo que suele proliferar por este mundo caído y atormentado a más no poder, casi siempre por nuestra culpa. 

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