Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Nuevos anhelos

05/07/2022

Tenemos constancia de que cada vez se reduce más el espacio cívico y las violaciones de derechos humanos se incrementan. De ahí la imperiosa obligación del esfuerzo mancomunado, de la visión coherente y liberadora de erradicar esta atmósfera que nos esclaviza por dentro y por fuera, volviéndonos inseguros y decaídos por las calles del mundo; en parte, debido a esas elites endiosadas que hasta el corazón lo tienen de piedra y sus miradas de dominación absoluta. 
Quizás tengamos que bucear más en las voluntades de los sentimientos, en lograr dar razón de la existencia del otro, lo que nos exige ponernos al servicio de los demás, sobre todo de esas gentes rechazadas, que no encuentran nada más que frentes y fronteras en cada paso que dan. Ante esta bochornosa situación, lo que no podemos caer es en la desgana por hacer cosas o en la indiferencia que impide fortalecernos como linaje y obrar fusionados. El aporte de sosiego y reconciliación imprime, precisamente, esa conciliación de pulsos en acción y en reacción. 
No olvidemos esa innata aspiración de pertenencia que todos los humanos llevamos consigo; muy contraria a ese comportamiento actual que rechaza, deshumaniza, excluye y ataca. Ante este cúmulo de inhumanidades, es hora de tejer nuevos tiempos de concordia, con la esperanza de una auténtica renovación anímica y confluente,  tanto de renuncia a uno mismo como de acogida al prójimo, de justicia y de quietud, que es lo que en definitiva nos fraterniza. 
En consecuencia, nunca es tarde para unirse y reunirse a fin de expresar las ilusiones y los afanes y desvelos de los pueblos; pues, únicamente de este modo, se puede avanzar en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. A mi juicio, hay un último empeño que no podemos dejar de lado, con retóricas que no vienen al caso, me refiero a construir instituciones que propicien la buena gobernabilidad, porque esos justos objetivos llevados a la práctica real, son los que verdaderamente cimentan el bienestar y aseguran la verdadera dicha social. 
Activemos, por consiguiente,  nuestra propia disposición de estar ahí, reconstruyendo el mundo.