Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Odiosos odiadores

15/09/2021

Me imagino que en todos los sectores existan este tipo de personas, yo confieso que me ponen bastante nervioso y me incomodan aquellos que inundan los foros de opinión de insultos y disputas, y las redes sociales de opiniones negativas y machacantes, con frecuencia con gran falta de respeto. No tenemos más que entrar un minutito en twitter para encontrar unos cuantos, por ejemplo.
Pues en esto del vino y la gastronomía, me pregunto si a esos personajes les gustan el vino y la gastronomía en realidad, o no. Porque seguirles y ver cómo machacan con sus sentenciadoras opiniones a vinos, restaurantes y demás resulta bastante cansino y desmoralizador. Además, suelen rebatir las opiniones que se les hacen con altanería, soberbia o insultos directamente.
Y no necesariamente me refiero sólo a perfiles falsos que se refugian en el anonimato, muchos funcionan así desde sus cuentas personales o de empresa, bien identificados. Rápidamente me vienen a la cabeza algunos catadores de vino, distribuidores, carniceros, atuneros o bodegueros hablando mal de los productos de la ‘competencia’, productores de vino natural condenando el envenenamiento de los sulfitos en el vino con la boca llena de cacahuetes o patatas fritas (mucho más sulfitadas que el vino, entiéndanme la ironía), hosteleros contra hosteleros, cocineros despotricando contra cocineros o sumilleres menospreciando a otros sumilleres.
Para quienes son del sector, a mí me dice muchísimo que si para ensalzar mi producto necesitan hablar mal de aquello contra lo que compiten en vez de centrarse en las características y bondades de lo suyo… algo falla. Y para quienes no lo son y se dedican a machacar por costumbre, a ser eternos verdugos, me plantearía si igual es mejor dedicar su tiempo, esfuerzos y presupuesto a otras cosas que les hicieran sufrir o encabronarse menos, ¿no? 
Nunca olvidaré las palabras de Antonio, el presi de los sumilleres cántabros, para bajarnos los humos cuando acudíamos a una cata de vinos a priori menos interesantes de lo que nos gustaría; «no olvidéis que gracias a estos vinos hay niños que van al colegio, familias que pagan hipotecas y abuelos que cobran la pensión». Gran lección de humildad y realidad que llevo grabada a fuego dentro de mí.