Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Reedición de la sopa boba

10/01/2023

La historia nos enseña lecciones. La sopa boba era una dádiva que se ofreció desde los conventos a los peregrinos en su camino hacia Compostela. Estaba destinada a aquellos que no podían cocinar, hambrientos y austeros en el caminar. Así son los 200 euros de Sánchez repartidos en 12 meses, 16,66 euros al mes, que no dan para comer, ni resuelven el problema a la mayoría española. Son inmorales como dice Isabel San Sebastián y muestran la racanería presidencial, eso sí, para agradecer al gobierno en época electoral. El Mr. Marshall americano de Martínez Soria nos trajo la leche en polvo que solo alivió el desayuno escolar tras la guerra y de esa ayuda solo quedaron los botes de hojalata rápidamente convertidos en tiestos.
Hoy nos dan el aguinaldo como esa ayudita para comer que piden los perroflautas en la esquina de la farmacia de don Agricio Herrero Godos. Esa técnica de limosna que a veces nos tocaba el corazón, es la que ejercían los perroflautas.   
Y la donación es inmoral porque, mientras, sin vergüenza, en la Valencia de Ximo Puig políticos destacados en el restaurante Velas al Viento consumen arroces con andariques asturianos a precios desorbitados, se ofrecen los 200 euros, el precio de un solo cubierto para toda una familia.
La sopa boba se suprimió por Orden Real en 1540. Se cuenta como anécdota elocuente que casi todo Dueñas iba a La Trapa a la hora de comer el sopicaldo y pocos querían trabajar. Los sopistas al final eran indigentes, poco andarines. Consumían agua, pan y una verdura o bodrio antes llamado brodio de sobras conventuales para pobres de solemnidad o vergonzantes, aquellos que estando acomodados llegaban por avatares del destino a la ruina vergonzosa.
Pero cuidado, porque ese fue el origen del motín de los gatos, cuando al corregidor se le expuso la situación por las mujeres y les contestó: «Castren a sus maridos para no tener tantos hijos». Eso hizo que se saliera a la calle cantando a una: ¡Viva el Rey, muera el mal gobierno y muera el perro que nos ha traído esta miseria! 
Así acabó la sopa boba. Mejor no dar y bajar los precios. Otra lección de la historia.
Feliz Año Nuevo.