Vuelta la burra al trigo. La tozudez del Partido Popular en el ánimo de encontrar su espacio político, perdido después de la irrupción en escena de Vox, le lleva por lo senderos del vaivén ideológico constante. La insistencia de su nuevo líder –más gallego que nunca-, Alberto Núñez Feijóo, en centrar a los azulones, hoy desteñidos y anaranjados –ya me entienden-, es una apuesta electoral muy comprometida y arriesgada. El tradicional –digo bien- votante popular nuevamente se siente desconcertado y desorientado ante la nueva estrategia diseñada desde la calle Génova. Y es que, queridos lectores, en política no todo vale como medio para conseguir un fin. Los principios y valores son imprescindibles, son los pilares sobre los que se asientan las iniciativas políticas, no al revés. La búsqueda de la victoria electoral es lícita, legítima, natural y lógica, pero no a cualquier precio, no a costa de renunciar a una identidad y una personalidad ideológica. 
El 'fichaje' del irunés Borja Sémper como portavoz de campaña del Partido Popular para las elecciones de mayo es, sencillamente, una equivocación mayúscula ante los posibles escenarios postelectorales. Dicho de otra manera, es un chollo para Vox y no como ha dicho el resucitado guipuzcoano, que ha proclamado a los cuatro vientos que la formación de Abascal es un chollo para el PSOE. Mal empieza el gachó llegado de las orillas del Bidasoa, no midiendo y cabreando a la parroquia de la derecha española con sus entusiastas declaraciones.
Su devoción emocionada hacia los postulados sorayistas, auténtica causa del naufragio del clan genovés, tanto a nivel interno como a nivel político nacional, no es la mejor de las cartas de presentación  para dar voz a un comité de campaña que aspira a conquistar la Moncloa. Su designación ha sido controvertida, su actuación y pronunciamientos han sido poco prudentes, incluso impertinentes para el votante de derechas. Tanto ha sido así que, en el barrizal de la política patria, le han bautizado con el sobrenombre de Sorayo. 
Señor Feijóo, no tense usted la cuerda ni tiente a la suerte, cuide a sus aliados naturales. Mañana lo agradecerá.