Javier San Segundo

Ajo, guindilla... y limón

Javier San Segundo


Academicismo

21/05/2022

Si nos retrotraemos a los orígenes del término tenemos que inmiscuirnos obligatoriamente en el mundo del arte y en una tendencia que se desarrolló en Francia en el siglo XIX en la que primaban la gran calidad técnica, los valores clásicos establecidos por las Academias de Artes y la didáctica de estos. Idealiza figuras y momentos desde el cómo debieran ser, partiendo de modelos de perfección y repitiendo patrones, que en absoluto tenían por qué tener su base en la realidad. Para ello ya estaba el clasicismo y, en lo desagradable, el realismo naturalista.
No es que yo sea fan acérrimo de lo académico porque la transgresión y la ruptura de ciertos protocolos han demostrado que el éxito puede llegar por esa senda y me siento identificado con tal postura. Pero todos hemos conocido, llamémoslas condescendiendo, obras de arte, que se han acercado tanto a la basura que el propio personal de limpieza de algún museo ha obrado de oficio en su quehacer y ha 'limpiado' esa suciedad que enturbiaba el ambiente del templo del arte en cuestión. Siento de veras si algún artista se siente ofendido por ello, pero en algunos de esos notorios casos (los que he conocido) tengo que inclinarme por el limpiador y no por el limpiado. Hay cosas que se han dado en llamar arte por las que se han pagado ingentes sumas de parné que, e insisto, siento si hay ofensa, ni es arte ni es nada.
Por ello, sintiéndome identificado con el grupúsculo transgresor, y rematando el asunto, sí creo que en determinadas áreas ha de partirse de un conocimiento académico exhaustivo para poder conocer dónde desbaratar los protocolos con elegancia, coherencia, sentido y sensibilidad. Y más en los tiempos que vivimos, donde la información corre que vuela a golpe de clic, los cambios se producen a toda mecha y la parroquia elige de una manera cada día más minuciosa dónde y cómo gasta su dinero.
Y una de esas disciplinas es la hostelería.
Ojo… y lo auténtico de verdad genera experiencias acojonantes, aunque se pase por el arcodetrajano toda corrección, porque es genuino y sincero, y eso gusta, pero a lo auténtico enlatado se le suele ver el plumero a distancia y puede arrojar un aroma pútrido.
Cuanto más conocimiento se acumule, la ruptura adrede será más acertada.
Academicismo Canalla, ¿quizás?

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