Jesús Fonseca

EL BLOC DEL GACETILLERO

Jesús Fonseca

Periodista


La ecuanimidad

09/10/2022

Cualidad de cualidades positivas y constructivas es la ecuanimidad; esa cordura, equilibrio y claridad, que nos ayuda en todo momento y circunstancia vital y, por supuesto, en las situaciones más difíciles y penosas. Pero ¿Cómo distinguir la ecuanimidad? Se lo pregunto a Ramiro Calle, que tanto sabe de estas cosas y me responde: «la ecuanimidad es equilibrio, paciencia, buen ánimo». La ecuanimidad es, ciertamente, el espíritu estable y la firmeza de mente. Es ese ánimo imperturbable y esa espera inalterada, tan necesarias para que el vivir no sea error tras error. ¡Casi nada! Estamos hablando, nada más y nada menos, que de la fortaleza anímica y emocional que previene contra los vaivenes del ego, el apego y la avidez, que nos dejan a la intemperie y nos hacen actuar, día tras día, como atolondrados, ya sea ante el placer o ante el sufrimiento.

Hoy, amable lector, he decidido dedicar esta gacetilla a esta cualidad de la que apenas se habla, pero imprescindible para afrontar la vida con visión clara y comprensión profunda. La ecuanimidad es siempre fuente de sosiego; previene de las reacciones desorbitadas y nos permita esquivar una dolencia en auge: la depresión.¿Por qué? Porque modera las reacciones desorbitadas y nos ayuda a estar serenos y a ir resolviendo las complicaciones, cuando surgen, sin añadir más sufrimiento al sufrimiento. Nos mantiene en nuestro centro, en nuestro ángulo de quietud a pesar del placer o del dolor, lo que no es cualquier cosa. Nos enseña a abrazar la vida en su totalidad, sin estar obsesivamente pendientes de lo que agrada o desagrada y tratando de aprender de todo aquello que se va presentando. ¿ Acaso hay algo más importante que esto? Se trata de serenar los días y caminar hacia la quietud en medio de estas vidas tan alborotadas que tenemos. Pero es que, además, nos muestra el camino para superar los momentos difíciles y no perder la visión cabal de las cosas. No es fácil distinguir el error, la ignorancia y la confusión, en medio de estas vidas tan apresuradas que llevamos. Por eso es tan valioso cultivar un talante ecuánime y firme; sosegado y contundente.

Nos sucede, con demasiada frecuencia, que vivimos queriendo volar lejos del sitio donde estamos. La evasión es la mayor amenaza para no estar donde hay que estar. Cualquier lugar que ojeemos, nos parece rebosante de atractivos y promesas. Pues no. Error, inmenso error. Sólo el ecuánime, es capaz de ver pasar los días sin que la vida le asfixie, disfrutando de lo que tiene y creciendo hacia dentro, mientras aúpa la vida y es útil.

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