Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Estupor

19/01/2021

¿Puedo salir o no puedo salir a la calle a partir de las ocho de la tarde? La pregunta está desde hace unos días en boca de todos los castellano-leoneses, incluidos los policías nacionales y locales y los guardias civiles que tienen que velar por el cumplimiento de una norma legal, según la Junta, pero recurrida ante el Supremo por el Gobierno central. ¿A quién hacemos caso?, dice la ciudadanía. ¿Multamos o no multamos?, dudan los agentes de la autoridad. Leo en un diario que ni siquiera los sindicatos policiales saben a qué atenerse. Oigo a los máximos responsables del Gobierno autonómico insistir en que rebajar el horario del toque de queda está amparado por tal o cual artículo y, por tanto, conforme a la Ley. Acto seguido, escucho al ministro y al delegado del Gobierno decir todo lo contrario. Y, en medio, la gente corriente arrastrada por el estupor, la incertidumbre y la sonrisa irónica. Si no fuera la cosa tan seria, sería para echarse a reír a carcajadas. ¿Es tan difícil ponerse de acuerdo, hablar, limar asperezas?, ¿es tan complicado entender que, por encima de colores y partidos, están los ciudadanos? Parece que el asunto puede resolverse en el próximo Consejo Interterritorial de Salud. Bien, ¿y hasta entonces?, ¿me sancionarán por desobedecer a la Junta o harán caso al recurso de Moncloa? Y si, como quiere Mañueco, acuerdan rebajar el horario del toque de queda pero el Supremo lo declara ilegal (o viceversa), ¿qué hacemos? ¿Y qué harán ellos, los que nos mandan? Para volverse locos. Y, claro, todos actúan, faltaría más, en pro de los pobres contribuyentes. La Junta dice que para proteger nuestra salud. El Gobierno central, para defender nuestros derechos individuales. Y hay catedráticos, expertos y demás que apoyan una u otra opción. Y si esos que dominan lo jurídico no se ponen de acuerdo, ¿cómo vamos a entenderlo nosotros? Entenderlo, no, pero sufrirlo, vaya que sí. Pero miren por dónde, el conflicto tiene un lado positivo: por lo menos se habla de Castilla y León a nivel nacional. Hemos salido del anonimato. Algo es algo.