Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


Pedro y el lobo

20/12/2020

Los giros que el presidente viene protagonizando sin hacer stop, son muy peligrosos. Las CCAA, no todas son iguales para el Gobierno. Los portavoces que lo componen no tratan de empatizar con el ciudadano, sino que lo amenazan con explícitas aseveraciones. Y  mientras estamos  amordazados y en casita, la economía se desploma y, por ende, la afiliación a la Seguridad Social cae en picado y en lugar de dar la vuelta a la situación con  sensatez y plena conciencia, el Gobierno decide quién vive y quién no. 
¿Será verdad que no hay vergüenza ni ética para que de un partido con dos escaños uno de ellos enchufe a su padre jubilado con cargo al erario público?  El Estado ya soporta bastantes padres, esposas, tíos…y  allegados. ¿Qué empresa aguanta eso? Solucionar los problemas del pueblo, eso no toca. El Gobierno de coalición  únicamente está ahí para cumplir a rajatabla los programas ideológicos de sus socios. Se dice que van a poder repartir los fondos europeos como mejor les convenga (…) y la sociedad, confinada, espera que la Unión Europea no los pierda de vista porque los que más han recibido desde hace cuarenta y tantos años e intentan destruir  todo lo que huela a democracia y español, serán los más beneficiados. Y llegamos a un separatismo que, con la ayuda del Gobierno, el idioma oficial de este país será proscrito en ciertos territorios. España no puede seguir dependiendo de los radicalismos. ¿Por qué un voto tiene más valor que otro? ¿Por qué no se cambia el sistema electoral? ¿Por qué no desaparecen  los privilegios de manduca, tal que el Régimen Foral del País Vasco y Navarra,  Vacaciones Vascas, Cupo Vasco, Conciertos Económicos, etc.? Los socios del Gobierno Pedro-Pablo exigen lo pactado. Esas minorías codician euros, competencias, referéndums ideológicos y mando en todo el territorio. Y Sánchez dice SÍ. ¿Convertirá al resto en las Urdes de 1922 por mucha belleza que encierre?    
El presidente da una de cal y otra de arena. Quiere seguir con los que le aúpan, pero cuando tenga que dar cuentas al pueblo español o decida decir la verdad, por mucho que grite ¡que viene el lobo! pocos le creerán.