Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


Lorenza, in memoriam

11/11/2022

Mientras Estalayo me localiza un vídeo en el que Lorenza, sentada a la puerta de su casa toca la pandereta, recuerdo hoy el pueblo de Tremaya al que fui tantas veces y recuerdo aquellas coplas populares, donde se abordaban con un especial gracejo la historia de cada día y, en particular, a Lorenza, con la que mantuve algunas conversaciones. La he visto después en varias grabaciones, pero la imagen aparece movida y no hemos logrado una copia digna, aunque como escribe Cris Zagaleja desde Valladolid, nos quedó el movimiento de sus dedos sobre la pandereta. Seguramente fue la suya una vida sacrificada, como la de Ninfa, su vecina, que con tanto cariño nos describió su nieto hace ya varios años: sembrar y cosechar. Sembrar trigo, cosecharlo, trillarlo, llevarlo al molino y, de regreso a casa, convertido en harina y elaborar el pan en aquel horno que hemos rescatado de algunas viejas fotos. Después, vencida la tarde, en el corral de su casa, ante su enfervorecido público, repetir sin cansarse un ramillete de coplas populares.
Pa que lo sepan los forasteros/que los del pueblo ya lo sabemos./Pa que lo sepan los del lugar,/ que los de fuera ya lo sabrán./Tus ojos son dos puñales/que a mi corazón hirieron./Las heridas son mortales,/quiero olvidarte y no puedo./Aquí me pongo a cantar/y a tocar la pandereta,/como aquel que coge un libro/y no conoce la letra.
Me remonto a los viajes que hizo a la montaña Guzmán Ricis, padre de mi amigo, el folklorista Luis Guzmán Rubio que siguiendo la estela de su progenitor continuó buscando canciones y bailadores por los pueblos, de donde saldrán historias como la de Camasobres.
Me alegra saber que sigue habiendo gente involucrada en el trabajo de campo, gente que viene a estos pueblos para buscar a aquellas tocadoras de entonces, como es el caso de Cristina Pérez Tejera, 'la zagaleja', que desde la localidad vallisoletana de San Miguel de Arroyo oferta al mundo más de 50.000 ejemplares impresos desde el siglo XVIII y a ratos se multiplica para dar clases y conferencias sobre el instrumento que la cautivó desde siempre: la pandereta. Lorenza fue una de las mujeres que le sirvió de estímulo.

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