Curiosamente, en estos días de mayo se celebran algunas festividades religiosas que fueron retiradas del Misal Romano tras el Vaticano II por la duplicidad de fechas. Aunque siguen conservando ese carácter local, tal es el caso de la Aparición del Arcángel San Miguel 8 de mayo, que comparte con el 29 de septiembre con los espíritus angélicos Gabriel y Rafael, ya que la fiesta de hoy era peculiar del gran príncipe de las huestes celestiales. Ocurre igual con la Invención de la Cruz el 3 de mayo con la Exaltación de la Cruz el 14 de septiembre. Pero en los pueblos que tienen una arraigada tradición continúan celebrando sus fiestas de mayo que abren el pórtico del mes de las flores.
Como el pueblo llano es muy tradicional y listo, siguen celebrando fiestas y romerías en honor a San Miguel de mayo, incluso tiene su propia letanía, como tradicionalmente se celebra en Frechilla. La festividad religiosa comienza con ‘la traída’ del Santo a la parroquia para celebrar la novena. El día 8 es llevado en procesión hasta la ermita de su nombre. De igual forma, en Pedraza de Campos, celebran la Invención de la Santa Cruz o fiesta de las cruces como se denomina popularmente, con danzas con un arraigo ancestral folclórico. En Granada, este día las calles, plazas, patios e incluso escaparates de la ciudad se engalanan y se llenan de maravillosos altares en honor a la Santa Cruz.
Invención de la Santa Cruz es el nombre litúrgico y oficial, en recuerdo del descubrimiento por Santa Elena de la cruz donde fue crucificado Cristo, en cambio Cruz de mayo o fiesta de las cruces es la denominación popular. En Aranda de Duero es una fiesta tradicional donde la Cruz de mayo es portada a hombros, bailada al son de la dulzaina y de las castañuelas al grito de ‘Agua’, petición para sus cosechas. Procesión muy popular, con la Cruz desde la iglesia de San Juan hasta la Plaza Mayor, donde queda ‘plantada’ durante el mes de mayo. Dulzaineros y redoblantes interpretan la tradicional ‘danza de procesión’ o de la ‘bajada de la Cruz de mayo’, melodía que incansablemente ha acompañado cada año la atávica danza que se realiza con la Cruz.