Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Bueno. Malo. Atención

23/02/2023

Noticias aparecidas en prensa durante los últimos días: Viejos de la mano. Del jabón inutilizado al jabón solidario. Deterioro cognitivo. Víctimas de violencia de género. Los más ricos aumentan su fortuna en 2.500 millones al día. Disney anuncia el despido de 7.000 empleados. Los 17 millones de habitantes de Somalia llevan décadas padeciendo guerras civiles y Gobiernos frágiles, apoyados por la Unión Africana y por Estados Unidos, que intenta que el país no se convierta en un fortín terrorista. Las dos primeras y la última me gustan. Otra noticia me parece digna de ser comentada porque vivimos en la sociedad del consumo ciego, del consumir por consumir. 
Se utiliza esa práctica para demostrar, el alto grado de bienestar del que se disfruta. Firma Martín Caparrós, quien aclara, que esa palabra viene del latín consumere, coger o agarrar todo. Manirrota era una palabra que solía oírse cuando la persona de quien se hablaba perdía el dinero gastándolo a manos llenas, es decir, se le iba como el humo. Hoy, consumir para demostrar el estatus social que se tiene y disfruta. Es algo bien visto, un modo de demostrar nuestro éxito ante los demás. Piensen en relojes, ropa, caprichos, yates, viajes, todo lo que pueden permitirse los milmillonarios y los no tanto. 
Ha ocurrido que quien, de pronto, hereda una fortuna, o gana en la lotería una buena suma, se siente afortunado por tener amigos a quienes poder invitar. Muchos de ellos antes le ignoraban y, de repente, está rodeado de personas con quienes de tanto repartir-compartir, compadre por aquí, compadre por allá, el dinero desaparece de la cartera y hasta es posible que se quede igual de pobre que antes. Parece un cuento. Consumir es bueno, necesario, imprescindible para seguir adelante. Pero ¿qué me dicen de ese afán de ir de compras porque sí, porque apetece, sobre todo si uno se siente desmotivado y deprimido? Esos días bien marcados con la intención de que nos dejemos mucho o poco, lo que tengamos, para bien del comercio, está bien, si nos controlamos, pero en todo el mundo las modas se imponen anulando voluntades y creando necesidades. Dice Martín Caparrós que «ahora el consumo nos consume: consume nuestro tiempo, nuestros recursos, nuestras aspiraciones, nuestro mundo».