Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


Al toque

31/10/2020

Pase corto y al pie dice Tiburcio. Que tal y como está el patio es mejor dejarse de regates. Yo no sabía que le gustaba el fútbol y, efectivamente, no le gusta, aunque no por ello va a dejar de hacer uso de paralelismos que le vengan al pelo. Eso sí, lo del toque de queda, como denominación, poca gracia le suscita. Lo de estar encerrado a las diez en casa se la refanfinfla y lo de reunir un tope de seis pues hace décadas que no tiene constancia. Lleva peor el no poder ver a los amigos que se alojaron en la residencia de ancianos, lugares que necesitarán de una revisión en todos sus parámetros el día de mañana. Están todos confinados, haciendo alarde del nuevo lenguaje imperante. Porque, las cosas como son, a fecha de hoy, está hasta el moño de cierres, brotes, enfermos y finados. Triste, con impotencia, sin más. Y no te digo nada, afirma, cuando tienes a alguien hospitalizado y dependes de una llamada telefónica diaria. Menudo despelote, que aquí no se libra ya ni el apuntador. Con todo, se queja lo justo, tal vez porque tiene calor, agua, luz, alimentos y compañía. Cuestiones que ahora no se valoran, comenta, que parece que siempre fue así y el personal se enerva por lo de la mascarilla. En otras cuestiones no entro, chaval, aunque sí puedo decirte que me sorprende la gente que tienen tanta fe ciega en su gobierno, sea el que sea. Tiene que ser fabuloso aplaudir las medidas de lo tuyos sin rechistar y recriminar las de los otros y viceversa. Un despropósito amigo César. Que habrá que ser críticos con lo que está mal y lo que está bien. Lo demás es fervor casi religioso y yo de creencias ando ya en corriente alterna, me espeta mientras termina de comerse una manzana de la que tan solo saldrá ileso el rabillo. ¿Hasta mayo así dices? Eso parece caballero. Creo yo que el panorama vuelva a su ser antes, mientras tanto precaución y cuidado. Oiga, mucha gente quiere conocer su cochera, que ya se han enterado que la tiene a retaque de alamares. Si es que lo cascas todo en el Diario y así no se puede vivir. Me has puesto pseudónimo pero sabe todo el mundo que soy yo. El otro día me lo dijo la de la panadería. ¿Y? Nada. No tenía candeal y pillé una barra. Acércame la de salchichón que me estoy viendo feliz. Sea.

ARCHIVADO EN: Lenguaje, Brote