Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


¿Algo hacemos mal?

07/08/2020

Tal vez sí, y no sabemos qué. El poner de nuestra parte absolutamente todo, ya se ve que no es suficiente. El ser obedientes, y llevar más de cuatro meses respirando a medias, se queda corto. Y no es cosa leve en lo que se refiere a la salud, el haber pasado tantísimos días sin tomar el aire en profundidad. Muchas veces, en el transcurso de la vida, nos habremos acatarrado y se nos habrá obstruido la nariz, la garganta... pero con ambas cosas encima, y además caminando... no es moco de pavo. Y aparte de la limitación, también cuenta, que nos hemos perdido esos parches tan saludables como distracción, tertulias, vida sana y deportiva al aire libre...y que hacen frente al montón de achaques que nos acechan, porque no sólo de pan y de coronavirus vive el hombre, ¡y la mujer, claro! Las mascarillas azules son ligeras, baratas, y no demasiado ahogantes, pero esas de confección casera, tan gruesas, almohadilladas, y macizas...tienen que recordar al bozal de los chuchos, y que cuando sus amos se las retiran, se sienten tan felices que si pudieran se los comerían a besos: saltan, lamen.retozan...aquellos pobres bichos, lejos de la tortura tapa-bocas notan que regresan a la vida. Los ojos al descubierto pueden ser un atenuante, pero muchas personas no pueden prescindir de las gafas que son las que faltaban para el duro. ¡Todo tapado! Con esto no quiero decir que los decretos sean desacertados, ¡claro que no! Todo lo contrario. En un caso así, todas las precauciones me parecen pocas. Simplemente lo lamento. Pienso que ha sido un agobio que los acuerdos, paliativos, alarmas, o precauciones tengan que pasar por el calvario que intenta frenar su propagación y prolongación, a base como se diría en plan cachondo, de taparnos la boca. Sí, porque con la mascarilla puesta nos cuesta hablar claro, y si al fin nos la quitamos, al tener que guardar las distancias, desde lejos no se nos oye, por eso digo,a voz en grito, que lleve también mascarilla ese que me dice. -¡ Hola, no te había conocido, claro, con la dichosa mascarilla...!-. Porque yo le podría contestar: -Pues mira, majo, yo a ti si que te he reconocido, pero al no llevar mascarilla háblame a distancia, porque como te acerques, en lugar del famoso codazo, a lo peor te doy una patadita en el culete.-Yo no sé si las órdenes preventivas son las acertadas. Me conformo con estar segura de que son bienintencionadas. Y quien no las cumpla será porque piensa que en la otra vida va a estar mejor que en ésta.Y hasta puede ser que tenga razón.