Editorial

La imposibilidad de vivir fuera de las redes de la telefonía móvil

Diario Palentino
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Una especie de éxodo a las segundas residencias y el turismo de interior son las causas

Nuestros pueblos demandan en cada una de las ocasiones que se les pone a tiro unas buenas redes de comunicación que aseguren la cobertura de telefonía móvil y el acceso y uso de Internet. Porque no son españoles de segunda y tienen los mismos derechos que los vecinos de las ciudades y porque es la forma de fijar población, de evitar la marcha de los más jóvenes y de atraer a empresarios y emprendedores que ven una oportunidad en el medio rural. No siempre lo consiguen, aunque hay que reseñar que las cosas están mejorando. Buena prueba de esa necesidad y de esa conveniencia es el notable incremento del uso del móvil en los seis primeros meses del año, un incremento de nada más y nada menos que el 48 por ciento. Se explica en cierta medida por el confinamiento que redujo las comunicaciones familiares, amistosos y laborales al teléfono. Una vez que concluye el estado de alarma y los palentinos volvemos a salir a nuestros lugares de trabajo y a reunirnos con la familia y los amigos en la calle, el parque, la vivienda o los establecimientos hosteleros y de ocio, debería haberse reducido el tráfico en las redes de telefonía móvil, pero el fin del confinamiento y de las medidas más estrictas de seguridad, ha tenido su continuidad en una especie de éxodo a las segundas residencias en los pueblos de la provincia, en unos casos para pasar allí unas vacaciones seguras y en otros para teletrabajar sin el riesgo de mantener contactos personales en las oficinas. A ello ha venido a sumarse un aumento notable del llamado turismo de interior, derivado de los vetos de numerosos países a España, no solo para no enviar a sus ciudadanos aquí, sino para ponérselo difícil a los españoles que quisieran viajar al extranjero. Así las cosas y con el miedo y la incertidumbre como compañeros casi inseparables, son muchos los que han preferido conocer mejor su provincia, contratar sus vacaciones estivales en un alojamiento rural sin aglomeraciones y con mayores facilidades para mantener las medidas de seguridad o compartir el asueto con los más allegados en la casa del pueblo.Y como irse de vacaciones, tomarse unos días de descanso saludable en el campo o en la montaña o llevarse el trabajo al fresco del patio rural no supone en ningún caso desconectarse del resto del mundo, todo eso se ha traducido en el incremento al que hacíamos referencia. Que viene a demostrar que nadie o casi nadie puede vivir fuera de las redes de la telefonía móvil y que viene a dejar patente, una vez más, que es necesario contar con una cobertura y una velocidad adecuadas. Para favorecer la comunicación y el teletrabajo y para contrarrestar que se vacíen los pueblos. Aunque esto último está cambiando.