Fernando Martín Aduriz

Dirección única

Fernando Martín Aduriz


Somatizaciones

01/10/2020

El cuerpo habla a través de las somatizaciones, esto es, mediante el recurso a hacerse cargo de nuestros disgustos, testificando nuestros malos momentos en la vida. A todo ese conjunto de pruebas visibles (e invisibles) lo llamamos somatizar, que quiere decir que pasamos a la superficie y a los interiores/exteriores de nuestro cuerpo los malestares. Y enfermamos.
Todo el mundo sabe que ese fenómeno de somatizar es evidente y claro, todos menos los delirantes de la cifra, que creen que todo debe ser cifrado y envasado en una ecuación demostrable.
Sin embargo, es fácil percatarse de que la mejor mostración la efectúa el propio cuerpo cuando produce una dermatitis fruto de un disgusto, un enrojecimiento en la piel indicando que la vergüenza hace acto de presencia, una afonía inoportuna cuando se tiene que hablar en público, un desfallecimiento extraño, una agitación o temblor, un simple resfriado antes del viaje inquietante, una impotencia sobrevenida, una jaqueca dolorosa que impide estudiar la oposición que inconscientemente se desea suspender, todo ese conjunto fronterizo de síntomas corporales, nebulosa del encuentro del organismo con el lenguaje.
El sorprendente episodio somatizador es fermentado o instantáneo, pero más sorprende la rapidez con que puede llegar a irse, una vez que se ha abordado con el lenguaje, cuando se han puesto palabras para explicar el asunto, ese buen lenguaje que incluye el silencio elocuente.
A los niños se les ven las entretelas cuando fingen dolores estomacales para no acudir al colegio, pero no siempre que somatizan. A los jóvenes los encontramos en múltiples sorpresas corporales cuando acude el desamor.
Siempre me impactó el poder de las palabras para conmover al cuerpo y agitarlo. Mi abuela Ángela llamaba «irse de vareta» a la diarrea que producían algunas palabras dramáticas e impactantes.
Si las excoriaciones, las neurodermatitis, las alopecias neuromecánicas, la alopecia areata, el bruxismo, son un lenguaje corporal, cabe una disyuntiva. O se traduce y descifra, o bien se medicaliza y cronifica.
Lo difícil, pero inteligente, es hacer a un síntoma… charlatán.