Elisa Docio Herrero

A vuela pluma

Elisa Docio Herrero


Teólogas rebeldes

06/09/2020

«Al observar que en el año 2020, en la Iglesia Católica, ninguna mujer dirige una diócesis, ninguna mujer es sacerdote, ninguna mujer es diácona, ninguna mujer vota en las decisiones de los sínodos…» Anne Soupa, francesa, 73 años, madre y abuela, decide presentar su candidatura para la archidiócesis de Lyon a la vista de que los cuatro anteriores arzobispos «han fallado en su tarea principal de proteger a sus comunidades. Los pastores dejaron entrar a los lobos en el redil y los depredadores atacaron a los pequeños». Preside, además, el «Comité de faldas» creado a raíz de las palabras del cardenal arzobispo de París en 2006: «Lo que es difícil es tener mujeres formadas. La cuestión no está en llevar falda, sino en tener algo en la cabeza». La Iglesia Católica es la organización patriarcal más ancestral, cuenta, según sus cálculos, con 1.300 millones de bautizados, no habla de practicantes. El 48% vive en América, el 21,5% en Europa y el 11,1% en Asia. Su poder es planetario, pero las mujeres están relegadas y vergonzosamente consideradas como miembros de segunda o tercera. Hace ya unos siete años que el Papa Francisco se comprometió a integrarlas como miembros activos en órganos decisorios y representativos, pero el integrismo interno es un muro infranqueable. El argumento es que como el cuerpo de las mujeres no tiene los atributos vir, es decir, macho, no puede representar al cuerpo de Cristo… ¡Uf, mejor no lo digo! Junto a Soupa otras seis mujeres más, teólogas, acreditadas, profesoras y muy «formadas» han solicitado convertirse en obispas, sacerdotisas, diaconisas y nuncias, entre ellas la española Christina Moreira. El pasado mes de julio introdujeron sus nutridos curriculum en el buzón de la nunciatura francesa, porque dicen: «La discriminación contra las mujeres en la Iglesia es una de las más visibles y violentas». www.elisadocio.com