Elisa Docio Herrero

A vuela pluma

Elisa Docio Herrero


Vacunas, más desigualdad

03/01/2021

Las noticias sobre el descubrimiento de las vacunas abren los titulares cada día. Estamos entusiasmados, del debate del confinamiento y la mascarilla pasamos al de me la pongo-no me la pongo. Los países con recursos y organización han agilizado trámites para comprarlas en cantidad suficiente y administrarlas a la población cuanto antes. Una vez más se nos olvida que no estamos solos en el mundo, que hay países pobres y/o con gobiernos corruptos que encontrarán la manera de vacunar a sus habitantes algún día, cuando toque, cuando los laboratorios hayan abastecido a los que pagan pronto y bien y cuando encuentren los medios de transporte adecuados, porque no es lo mismo llevarlas a los países nórdicos o Canadá que a África, sobre todo teniendo en cuenta que algunas marcas requieren unas condiciones de temperatura muy difíciles de conseguir. Estamos, de nuevo, ante el aumento de la desigualdad a la hora de mantener la vida. A los sistemas sanitarios deficientes, bien por la escasez de recursos en países pobres, bien por el capitalismo voraz en EEUU, se añade un obstáculo más. Para eludir responsabilidades y camuflar su interés por disminuir población pobre, sale Bolsonaro y dice que la vacuna de Pfizer podría convertir a la gente en «caimanes». La inmunización de los conciudadanos no entra en sus planes. Hay demasiadas favelas en Brasil. El Covid-19 se ha convertido en aliado de exterminadores. Países que representan el 14% de la población mundial ha comprado más de la mitad de las vacunas que se producirán en 2021, de modo que los pobres no la podrán conseguir hasta 2022. Voces optimistas, con fe en la naturaleza humana, proclaman que esta epidemia nos hará mejores. De momento no se atisba ningún cambio. ¿A los nadies quién les vacunará?  «Los ricos son ricos y los pobres pobres, fin del asunto». www.elisadocio.com